El director del Instituto de Salud Mental (ISMED), Alan Flores Murguía informó que en el comparativo con 2009, el número de suicidios y de intentos de suicidio en el estado sigue a la alza, una tendencia que se mantiene desde el 2012.

“Si vemos el comparativo de 2009 que son los datos que estamos estudiando a la fecha, vemos que existe una curva ascendente a partir de 2012, este año parece ser similar a 2009, parece que de 2009 a 2012 fue hacia la baja y luego de 2012 a la fecha ha ido en incremento”, precisó.

Los intentos de suicidio registrados en el Instituto se han ido incrementando, debido a la participación ciudadana y a que la medición formal se inició a partir de 2014, en años anteriores no se hacía dicha valoración.

En 2014 el ISMED sumó 260 intentos de suicidio, para 2015 la cifra registró 10 casos más al cerrar con 270, en lo que va de este 2016 suman e la estadística 122 intentos y en el caso de los suicidios, este año suman 85 casos hasta el 15 de agosto, es decir 10 casos más que en 2009 cuando en ese mismo periodo se registraron 75 casos.

La población que tiene la más alta incidencia en el número de suicidios es la económicamente activa, es decir entre 20 y 50 años de edad, mientras que los intentos se concentran en edades menores, es decir en adolescentes de entre 15 y 17 años de edad.

Un dato revelador para el Instituto es el hecho de que los intentos de suicidio se incrementan durante la temporada decembrina, el receso escolar de Semana Santa y en los meses de julio y agosto durante las vacaciones de verano, es decir que los intentos de suicidio en adolescentes se asocian con un entorno familiar conflictivo.

“En casa no encuentran las herramientas para mantenerse menos inestables, se va a tener que trabajar porque de nada va a servir que se tenga una gran red, que se aumenten los servicios, que se aumente el número de atención en cuanto a las horas, los medicamentos si la causa sigue presente”, destacó.

Sobre los métodos que utilizan los suicidas, el director del ISMED señaló que en el caso de los adultos la forma más común es el ahorcamiento, mientras que los adolescentes utilizan casi siempre los medicamentos que encuentran al alcance en sus domicilios.