2 de Noviembre, día de invitar a los muertos

En Santiago Papasquiaro, Salvador Guevara narró a Durango Press que hace años el 2 de Noviembre se iniciaba con una misa a las seis de la mañana, luego las familias se trasladaban hacia el panteón de Nogales a entregar sus ofrendas de flores. Las familias pudientes hacían sus coronas con papel de china, el resto […]

02/11/2016

En Santiago Papasquiaro, Salvador Guevara narró a Durango Press que hace años el 2 de Noviembre se iniciaba con una misa a las seis de la mañana, luego las familias se trasladaban hacia el panteón de Nogales a entregar sus ofrendas de flores.

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Las familias pudientes hacían sus coronas con papel de china, el resto creaban arreglos florales con las flores de laurel o rosa laurel que recogían de los jardines de las casas.

El hombre explica que el Día de Muertos era un día de celebraciones religiosas en el que llegaban familiares de otras comunidades o de otros estados para hacer guardia en el panteón durante todo el día, los jóvenes medio obligados, tenían que rezar el rosario a veces hasta en tres ocasiones.

No había altares y la comida, casi siempre consistía en gorditas de chile pasado, frijoles y queso, la preparaban las mujeres para que la familia y las visitas aguantaran la vigía en el panteón que había sido limpiado desde el día anterior.

El hombre exclama que en la sierra, hace unos años hablar de colocar un altar para los muertos se hubiera considerado un pecado, sin embargo la llegada de fuereños ha provocado una mezcla de costumbres y ha desarraigado a los santiagueros.

Ahora la celebración se da con música en los panteones y los jóvenes no levantan la mirada del celular para ir al panteón a encender una vela que guie a los difuntos de vuelta a casa.

Celiahazar Elizalde Astorga, una mujer que vivió en Tayoltita en el municipio de San Dimas cuenta desde que recuerda se ha colocado un altar en la plaza, afuera de la Presidencia Municipal, ahí los trabajadores del ayuntamiento eligen de entre los fallecidos que hubo ese año en el pueblo alguien para dedicarle el altar.

Ahí la celebración religiosa del día dos empieza con una misa a las siete de la mañana en el panteón, a media tarde en la plaza se hace una kermesse en la que niños de hasta 12 años de cada una de las cinco escuelas de educación básica concursan para ver quién porta el mejor disfraz con el tema del día de muertos.

Durante la Kermesse se realiza una representación en la que cargan un ataúd de cartón simulando que se deposita en una tumba, lo que representa la resurrección según el mito católico.

Una vez que se premia a los mejores disfraces las familias toman una ruta para regresar al panteón a la misa de noche, ahí se quedan un rato escuchando música y recordando a las personas que ya no están.

En Tayoltita cada familia, además de colocar una ofrenda en el altar que se monta cada dos de noviembre con las comidas y bebidas favoritas de la persona que murió, las colocan directamente en el ataúd antes de que este sea sepultado.

Contrario a lo que sucede en Canatlán, donde las familias solo llevan ofrendas de flores a sus muertos, la comida, igual que en Santiago Papasquiaro se compra o se prepara solo para los vivos, ahí incluso, narra la alcaldesa Dora Elena González Tremillo, hay quienes llegan desde un día antes a limpiar al tumba de sus seres queridos y ya no regresan el dos de noviembre.


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