La Arquidiócesis de Durango prepara una restructuración de los sacramentos para eliminar los requisitos que se han convertido en uno de los factores por el que los fieles deciden abandonar la doctrina.

El arzobispo, José Antonio Fernández Hurtado reconoció que la Iglesia se ha convertido en una organización burocrática, esto sin embargo se justifica en la necesidad de que los católicos sean personas que profesan la fe en base a una certeza ideológica.

Ante las quejas que reciben los sacerdotes por parte de los fieles de los trámites que implica el cumplir con los sacramentos, se ha tomado la decisión de modernizar los procesos en el transcurso de este 2017.

“Estamos evaluando con todos los sacerdotes en las parroquias y este año tendremos normas y criterios para los sacramentos con el espíritu de escuchar a la gente, lo más importante es el espíritu no la ley y hay que ser creativos”.

Por ello se habrá de modificar no solo el proceso para los siete sacramentos entre los que destacan el bautizo, la primera comunión, la confirmación y el matrimonio sino también los costos de cada uno, en consonancia con los tiempos difíciles que viven los duranguenses.

Se trata de mantener las normas de la Iglesia en cuanto a la evangelización y a la promoción de valores pero adaptándose a los tiempos que viven los feligreses