El arzobispo de Durango, José Antonio Fernández Hurtado rechazó que sacerdotes duranguenses hayan denunciado el cultivo de enervantes prácticamente en el traspatio de las iglesias como denunció el comandante de la Décima Zona Militar, el general Homero Mendoza Ruiz hace unos meses.

Tampoco, dijo, le han externado ser víctimas de amenazas por parte del crimen organizado aunque reconoce que en las comunidades se tiene conocimiento de las actividades ilícitas que realizan algunos pobladores.

Si bien las estadísticas sobre incidencia delictiva son competencia de las autoridades, los 190 sacerdotes a su cargo “tocan con la mano la realidad del pueblo, se dan cuenta si en el lugar hay droga, en qué trabaja la gente, si van llegando migrantes” y demás.

Personalmente señala, ha tenido referencia por parte de los pobladores de comunidades del interior del Arzobispado que dicen dedicarse a la siembra de cultivos tanto lícitos como ilícitos.

Sin embargo esto se justifica debido a que hay zonas en el estado en las que las oportunidades para los ciudadanos son muy reducidas y ahí la responsabilidad es gubernamental porque no genera condiciones de bienestar.

“La Iglesia no tiene soluciones técnicas pero ilumina con el proyecto de Dios, con el evangelio y tenemos que trabajar unidos a todos los organismos de la sociedad pero buscando el bien de la gente”.

Sobre la denuncia del comandante de la Décima Zona, el general Homero Mendoza Ruiz en torno a la siembra de enervantes, prácticamente en el traspatio de las iglesias, al interior del estado, particularmente en el Valle de Topia, el arzobispo rechazó que los sacerdotes le hayan notificado de una situación insostenible de seguridad para ellos al interior del estado.