Para salvaguardar la seguridad de los duranguenses, en los sectores más señalados de la ciudad, el presidente municipal José Ramón Enríquez Herrera realizó personalmente un operativo de patrullaje en la zona de Villas del Guadiana I, con el objetivo de observar de primera mano las condiciones de seguridad del fraccionamiento, así como atender las inquietudes de las familias que ahí habitan.

El operativo comenzó a las 10 de la noche con 18 minutos en el fraccionamiento Villas I en la calle Constelaciones, cuando un conjunto de patrullas del nuevo parque vehicular entregado semanas anteriores, se reunió junto con los elementos de seguridad pública y el Alcalde, para trazar la ruta que se recorrería como parte del patrullaje.

Los primeros en acercarse fueron tres niños; Eduardo, Alfonso y Toño, quienes caminaban con sus familias en el fraccionamiento, y de inmediato se dirigieron a ver las patrullas y saludar al Alcalde y a los policías.

Durante el recorrido, las familias duranguenses del lugar que se encontraban caminando por las calles de su fraccionamiento, se acercaron a José Ramón Enríquez para platicar con él acerca del tema de seguridad y expresaron algunas de sus inquietudes con respecto a este tema, así como necesidades personales, que el equipo del Alcalde se comprometió a darles seguimiento.

Susana Arroyo y María del Carmen Hernández, fueron dos de las ciudadanas que se acercaron al Alcalde para platicarle algunas de sus preocupaciones en su entorno. “nos da miedo a veces denunciar, pero si vemos las patrullas, si andan las patrullas”, por lo que Enríquez Herrera invitó a los vecinos del lugar a denunciar, para que los elementos de seguridad pública puedan acudir a sus llamados y brindar respuesta inmediata.

El edil capitalino les aseguró también, que la seguridad es de las familias y de todas las personas que viven en Durango, “vamos a hacer un gran esfuerzo para seguir siendo una de las ciudades más seguras, juntos, sociedad y gobierno lo lograremos”, además les aseguró que los patrullajes son 24 horas y siempre se vela por la seguridad de cada ciudadano.

A la fecha, se han integrado 602 comités vecinales, que como nunca están coordinados con la autoridad para poder trabajar en conjunto para continuar como una de las ciudades más seguras del país, en donde la gente puede salir sin miedo a la calle durante el día y la noche.

Cerca de las 11 de la noche, José Ramón Enríquez entró a una farmacia del fraccionamiento que se encontraba abierta, a platicar con la familia que la atiende, y Antonio Vargas Obregón, comentó sentirse seguro “con nosotros no ha habido ningún problema, estamos tranquilos durante el día y durante la noche, no nos ha pasado nada”.

Los vecinos que se acercaban a mirar de cerca el operativo saludaron al Alcalde y agradecieron se preocupe por la seguridad, así mismo, el Doctor Enríquez se comprometió a andar directamente patrullando para asegurarse del trabajo de los elementos de seguridad.

Más tarde, en un negocio de comida, se encontraban niños, jóvenes y familias degustando su cena a altas horas de la noche, de forma tranquila, de igual manera que otras más familias caminaban por la vía pública sin temor.

“La ciudad es nuestra, y queremos que las familias sigan saliendo a la calle por la noche, por eso trabajamos 24 horas, por la seguridad” reiteró el líder de este Gobierno Ciudadano, con rostro humano y sensibilidad social.

Un Durango seguro es gracias a luminarias en buenas condiciones, nuevo equipamiento vehicular con casi 100 patrullas más, incentivos al mejor policía como la entrega de una casa cada mes, además de beca a sus niños o niñas para que sigan estudiando, el reclutamiento de nuevos elementos a través de la convocatoria que está abierta en la Dirección Municipal de Seguridad Pública, capacitación en otros países como Israel, entre muchas acciones más.

Finalmente, Enríquez Herrera concluyó que esto es ejemplo de voluntad y ganas de hacer las cosas por el bien de la seguridad de los duranguenses, que en lugar de estar descansando, se encuentra trabajando cuidando la integridad de los duranguenses, sin importar el día ni la hora.