Trajo Enrique Iglesias su concierto “Live” a la Fenadu
Cuando se habla de Enrique Iglesias, a la mente saltan premios internacionales, discos de oro y platino por las altas ventas de sus materiales discográficos y canciones en el top 10 del mundo. Por eso cuando llega a Durango y lo ves bajar del escenario, acercarse al público, cruzar prácticamente todo el lugar para que […]
Cuando se habla de Enrique Iglesias, a la mente saltan premios internacionales, discos de oro y platino por las altas ventas de sus materiales discográficos y canciones en el top 10 del mundo. Por eso cuando llega a Durango y lo ves bajar del escenario, acercarse al público, cruzar prácticamente todo el lugar para que todos tengan oportunidad de verlo de cerca y él a ellos también, te parece extraño.
Y es que cuando las luces del escenario que se alzó en el Estacionamiento 2 de las instalaciones de la Feria Nacional Durango se encendieron y la música comenzó a sonar, el público expectante aguardó en cada uno de sus lugares. Luego las emociones y adrenalina explotaron cuando el cantante español saltó al escenario vestido completamente de negro y en una actitud desafiante con la que al parecer, suele interactuar con el público en todos sus shows.
Los organizadores de la denominada Feria de todos aseguraran que fueron 20 mil almas las que corearon “No me digas adiós, no me digas adiooooos, que tus labios no mienten, ya sé lo que sientes no digas que nooooo”.
El tono de fiesta continuó con “si te vas yo también me voy, si te dan yo también te doy mi amor, bailamos hasta las seis, hasta que duelan los pies”.
El cantante se desplazaba de un lado a otro del escenario y sobre la pasarela que se instaló, una extensión que terminó en uno de menores dimensiones justo al centro del Estacionamiento 2 y donde quienes estaban en el Campo 1 y 2 podían apreciar cómo el hijo de Julio Iglesias interpretaba “prefiero ser el perdedor que te ha robado todo y no me queda nada más” solo acompañado por los instrumentos de cuerdas y la extraordinaria voz de su corista, una chica de cabello rizado que llamaba la atención de todos por sus sensuales movimientos.
“Algunas de las canciones las escribí cuando tenía 15, 16 o 17 años… ahora tengo 39 y de ahí no paso”, dijo en tono divertido y provocó risa del público, quien llevaba más de cuatro horas de pie.
Entre los asistentes se escuchaba decir “¿a caso está haciendo playback?”, pues en algunas canciones la voz del cantante seguía mientras él permanecía sin pronunciar palabra.
Al hacer la pregunta obligada de cualquier concierto “¿quién quiere subir acá con nosotros?”, las chicas enloquecieron, aunque en esta ocasión se quedaron con las ganas pues fue un hombre el gran afortunado y ya entonados con un trago de por medio cantaron “cuando me enamoro a veces desespero, cuando me enamoro, cuando menos me lo espero me enamoro, se detiene el tiempo, me viene el alma al cuerpo… sonrío”.
Canción que al parecer el joven, trabajador de la FENADU, no conocía la letra y provocó la risa del propio cantante y sus seguidores.
Durante el concierto escuché decir a alguien “a mí me gusta Enrique Iglesias antes de que se volviera reguetonero” y es que si bien sus últimas canciones, aquellas que las nuevas generaciones conocen a la perfección, pues se escuchan en cualquier antro o fiesta, sin duda las más coreadas fueron las que evocan al amor y desamor, esas baladas que nunca pasarán de moda.
Y es que por más que pasen los años, él siempre será Enrique Iglesias, el que sin una coreografía establecida enamora por su sencillez. Al bajar del escenario demuestra que está a la altura de ellos quienes pagan un boleto para ir a verlo, luego sube a la tarima acompañado de una persona del público a quien invita a cantar, a disfrutar con él, como a ese niño al que animó a tocar la batería mientras él cantaba “Baby i like it, the way you move on the floor. Baby i like it, come on and give me some more”.
Eso era una auténtica fiesta con glóbulos y confeti, fuegos artificiales que explotaron junto con las notas musicales y al final Enrique Iglesias tomó una bandera de México para abrazarla y ponerla cerca del corazón, un lugar donde seguramente guarda a uno de los primeros países que lo vio nacer musicalmente y de donde se ha llevado una grata experiencia.






