“Es preciso recuperar credibilidad”: Michel Temer
Brasilia, 13 de mayo.- El presidente interino de Brasil, Michel Temer, aseguró que “es preciso recuperar la credibilidad de Brasil” en su primer discurso público tras asumir el cargo en reemplazo de la suspendida Dilma Rousseff. Rodeado de su gabinete enteramente masculino de 24 ministros, Temer dijo en el Palacio de Planalto, sede de la […]
Brasilia, 13 de mayo.- El presidente interino de Brasil, Michel Temer, aseguró que “es preciso recuperar la credibilidad de Brasil” en su primer discurso público tras asumir el cargo en reemplazo de la suspendida Dilma Rousseff.
Rodeado de su gabinete enteramente masculino de 24 ministros, Temer dijo en el Palacio de Planalto, sede de la presidencia, que “es urgente pacificar la nación y unificar Brasil” con un “gobierno de salvación nacional”.
Pido a “partidos políticos, liderazgos, entidades organizadas, al pueblo brasileño que me preste su colaboración para sacar al país de esta gran crisis”, dijo Temer, de 75 años.
Sin mujeres
El Presidente interino anunció su gabinete que le acompañará en su gestión, que tendrá dirigentes de nueve partidos del arco del centro y la derecha y en el que, por primera vez en décadas, no habrá ninguna mujer.
Los ministros salientes criticaron la falta de diversidad en el gabinete anunciado por Temer, en el que no figuran ni mujeres ni negros.
Temer sustituyó desde ayer a la presidenta Rousseff, la primera mujer elegida para gobernar el país y que fue suspendida por la decisión del Senado de abrir un juicio político en su contra.
El gobierno que asume interinamente será el primero sin ministras desde 1985, cuando cayó el dictador Joao Figueiredo, que tenía a Esther de Figueiredo Ferraz como ministra de Educación.
La ausencia de mujeres en su gobierno podría ser alterada, pues todavía no se han adelantado los nombramientos de los ministros de Minas y Energía e Integración, que aún son objeto de consultas.
Dos de los nombres confirmados por la oficina de prensa de Temer son Henrique Meirelles para el Ministerio de Hacienda y el político socialdemócrata José Serra para Relaciones Exteriores.
Meirelles fue presidente del Banco Central durante la gestión de Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2011) y es un experto en asuntos financieros con tránsito en los mercados globales, con el que Temer intenta enviar un mensaje al mundo de los negocios.
Serra será el primer político que ocupe la Cancillería en 14 años (los anteriores eran diplomáticos de carrera) y supone un brusco giro en la política exterior del país, que seguramente tomará distancia del arco “bolivariano” regional.
Con sus nombramientos, Temer parece haber dado prioridad a la relación con el Congreso, pues ha incluido a nueve partidos que le garantizarán mayoría en las cámaras.
La lista incluye algunos casos curiosos, como los de Henrique Eduardo Alves (Turismo) y Gilberto Kassab (Ciencia, Tecnología y Comunicaciones), que hasta hace semanas eran ministros en el gobierno de Rousseff.
Continente reacciona
Los gobiernos de América y los organismos internacionales presentes en el continente se mostraron ayer temerosos por la inestabilidad que podría generar en la región la suspensión de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, y alzaron sus voces frente al “debilitamiento” político del coloso sudamericano.
Tras conocerse que el Senado de Brasil inició un juicio a
Rousseff con fines de destitución y que el vicepresidente, Michel Temer, asumió funciones presidenciales, uno de los primeros en pronunciarse fue el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, quien llamó a la “calma y al diálogo”.
Ban dijo que confía en que las autoridades brasileñas “honrarán los procesos democráticos” y cumplirán “con el Estado de derecho y la Constitución”.
En una de las reacciones más esperadas, la del gobierno de EU, el portavoz, Josh Earnest, aseguró que la Casa Blanca cree en la robustez de las instituciones brasileñas para superar la crisis y que continuará “al lado” de Brasil pese a los tiempos “complejos”.
En Latinoamérica las opiniones sobre lo ocurrido se dividieron entre quienes temen un “contagio” del “desequilibrio” político, aquellos que declararon su apoyo incondicional a Rousseff y otros que prefirieron acogerse a los rigores de la diplomacia.
Así, la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) se mostró preocupada por la posibilidad de que las “circunstancias de inestabilidad” puedan “trasladarse de manera peligrosa a la región”.
Para el secretario general del organismo, Ernesto Samper, en Brasil hay actores “que están haciendo política sin responsabilidad” y “comprometiendo la gobernabilidad democrática de la región”.
Por su parte, la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Alicia Bárcena, señaló que el juicio contra Rousseff es una decisión “dolorosa, compleja y difícil de comprender”.
En Venezuela, el presidente, Nicolás Maduro, demostró su apoyo a la mandataria al convocar una concentración en el centro de Caracas.
En contraste y para aprovechar el remezón político, el jefe de la fracción opositora del Parlamento venezolano, Julio Borges, instó a Maduro a “verse reflejado en el espejo”.
En una carta enviada a Rousseff, el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, se declaró “indignado” con el “impresentable y antidemocrático proceso”, al que calificó de “mamarracho jurídico y político”.
Asimismo, Cuba achacó la crisis a una “contraofensiva reaccionaria del imperialismo contra los gobiernos revolucionarios”.
Excélsior
