De la Independencia a la Revolución de Ayutla (1821-1854)

Al estar en tiempo electoral, como sociedad y como Iglesia nos conviene mirar un poco a tiempos pasados para observarnos en panorama y retrospectiva. Después de la consumación de la Independencia, la organización política y administrativa del país, no tuvo consistencia hasta 1867, en que después de una guerra prolongada por la revolución liberal que […]

25/05/2016

Al estar en tiempo electoral, como sociedad y como Iglesia nos conviene mirar un poco a tiempos pasados para observarnos en panorama y retrospectiva.

Después de la consumación de la Independencia, la organización política y administrativa del país, no tuvo consistencia hasta 1867, en que después de una guerra prolongada por la revolución liberal que transformó las instituciones políticas, económicas y religiosas, debilitando interiormente a la nación, hasta que se implantó la República Federal.

El período es confuso, debido al gran número de gobernantes, constituciones y movimientos revolucionarios: dos imperios, tres repúblicas federales, dos repúblicas centrales, dos ejecutivos provisionales y dos regímenes constitucionales.

Al día siguiente de la entrada del Ejército Trigarante en México, 28 de septiembre de 1821, se instaló en la capital una junta gubernativa compuesta de 34 personas, con Iturbide como Presidente. La función primaria de esta junta era convocar un Congreso para elaborar la Constitución de México. Las elecciones de diputados al Congreso deberían tenerse el 29 de diciembre de 1821 y con eso terminaba la función y el poder de la junta. Se tuvieron las elecciones y con toda solemnidad fue instalado el Congreso Constituyente el 24 de febrero de 1822 en la antigua Iglesia de los jesuitas de S. Pedro y S. Pablo.

Hubo en el Congreso cuatro fracciones: la de los insurgentes, la de los borbonístas, la de los republicanos y la de los iturbidístas. Fue un Congreso soberano, pero falto de reglas: gastó el tiempo en temas ajenos o contrarios a su finalidad, adormeciéndose con largos discursos y palabrería farragosa, principalmente contra Iturbide, en quién solo veían ambiciones de poder.

El 19 de mayo, las tropas y el pueblo proclamaron como emperador a Iturbide pero él permaneció indeciso. 150 congresistas asistieron a la sesión en que se nombró a Iturbide y en una nueva sesión del Congreso fue sancionada y ratificada por unanimidad.

Pero, el reinado de Iturbide solo duró 10 meses, reclamó al Congreso que en ocho meses no había producido nada; el 31 de octubre fue disuelta la asamblea; el 2 de diciembre Antonio López de Santa Anna, desde Veracruz proclamó la República y la destitución del emperador. En marzo de 1823, Iturbide restableció el Congreso que meses antes había destituido; el 20 del mismo mes abdicó y prometió salir del territorio mexicano.

La población era un mosaico étnico, había españoles, criollos, mestizos, negros e indígenas, distribuidos principalmente en federalistas y republicanos centralistas: los federalistas, fundados en el principio de la soberanía nacional, querían hacer una federación de estados; los centralistas, preferían los principios del régimen autocrático central. Este conflicto de tendencias prolongó la lucha fratricida y retrasó la estabilidad del país por más de un siglo. En la primera parte del siglo XIX fue más significativa la cantidad de motines, pronunciamientos, rebeldías y desastres guerreros que afligieron al país.

De 1824 a 1835, 16 individuos ocuparon la silla presidencial: Guadalupe Victoria, del 10 de octubre de 1824 al 1 de abril de 1829. Vicente Guerrero, del 1 de abril al 18 de diciembre de 1829. José María Bocanegra, del 18 al 23 de diciembre de 1829. Pedro Véles, asociado a Lucas Alamán y a Luis Quintanar, del 23 de diciembre de 1829 al 1 de enero de 1830. Anastasio Bustamante, del 1 de enero de 1830 al 14 de agosto de 1832. Melchor Múzquiz, del 14 de agosto al 26 de diciembre de 1832. Manuel Gómez Pedraza, del 26 de diciembre de 1832 al 1 de abril de 1833. Valentín Gómez Farías, del 1 de abril de 1833 al 16 de mayo del 1833. Antonio López de Santa Anna, del 16 de mayo al 2 de junio de 1833. Valentín Gómez Farías, del 2 al 17 de junio del 1833. Antonio López de Santa Anna, del 17 de junio al 10 de julio de 1833. Valentín Gómez Farías, del 10 de julio al 28 de octubre de 1833. Antonio López de Santa Anna, del 28 de octubre al 15 de diciembre de 1833. Valentín Gómez Farías, del 15 de diciembre al 24 de abril de 1834. Antonio López de Santa Anna, del 24 de abril de 1834 al 28 de enero de 1835. Miguel Barragán, del 28 de enero de 1835 al 27 de febrero de 1836.

En este período de inestabilidad, por primera vez, se intenta atacar los cimientos de la sociedad colonial con la secularización de las Misiones de California, incautación de los bienes de las Misiones de Filipinas, extinción de la Universidad de México y de los Colegios dirigidos por el clero, supresión del pago de los diezmos a la Iglesia y subasta pública de los bienes eclesiásticos.


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