Un mural bajo el cobijo y sombra de recuerdos históricos

Una tarde entre pinceladas místicas y una suave historia que ronda el Edificio Central de la Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED) fue como se develó la obra mural titulado “El tiempo, la sombra y el cobijo” creado por el artista plástico José Luis Ramírez

17/03/2016

Por Monse Chávez

Una tarde entre pinceladas místicas y una suave historia que ronda el Edificio Central de la Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED) fue como se develó la obra mural titulado “El tiempo, la sombra y el cobijo” creado por el artista plástico José Luis Ramírez

 

 

Korim Martínez Herrera Directora de Difusión Cultural de la Universidad Juárez comentó que fue una petición del rector Oscar Erasmo Navar, quien mostró interés en rescatar y promover las artes, tanto con la rehabilitación del centralito impregnado con valor histórico y arquitectónico.

Por otra parte, el Edificio Central alberga una historia que ha sido merecedora de ser representada por el pincel de los chicos egresados de la Escuela de Pintura, Escultura y Artesanía (EPEA), desde la creación del Colegio Civil hace 160 años, hasta la actualidad.

El titulo de la obra hace alusión a toda la riqueza histórica que se es contemplada en los edificios de la UJED, así como las cientos de generaciones que han pasado por la Universidad.
Así mismo, el edificio mantuvo una pequeña etapa de remodelación, algunas áreas como el aula Laureano Roncal y el Auditorio Universitario.

Por otra parte, en voz del pintor José Luis, el proyecto tuvo una duración de seis meses; al recibir la petición y propósito del rector, él se documentó sobre el devenir histórico desde el colegio de los Jesuitas de los Guadiana, pasando por Colegio Civil, hasta el Instituto Juárez y ahora Universidad Juárez.

Además de verse representada la historia de la universidad, también se muestra el fenómeno critico como el de José Revueltas, por otro lado, en el mural se observa jóvenes estudiantes quienes a través de cables se conectan con el cielo y paisaje memorable de Durango, el cual representa la dificultad de estudiar en un país como México provocando la deserción escolar.

Finalmente, José Luis dedicó su obra a su pequeño hijo quien cumplía años ese mismo día, así como dejar claro que gusta de invitar a jóvenes estudiantes de la EPEA para trabajar con él y transmitir su conocimiento.


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