Mujeres indígenas se dedican al “narco” para sobrevivir
La presidenta de la Organización Fundación Semilla, Janette Payán Bustamante señaló que en muchas comunidades indígenas del estado la siembra de enervantes significa la supervivencia de las familias y por ello muchas mujeres prefieren dedicarse a esto que ver a sus hijos morir de alguna enfermedad. Esto luego de que el comandante de la Décima […]
La presidenta de la Organización Fundación Semilla, Janette Payán Bustamante señaló que en muchas comunidades indígenas del estado la siembra de enervantes significa la supervivencia de las familias y por ello muchas mujeres prefieren dedicarse a esto que ver a sus hijos morir de alguna enfermedad.
Esto luego de que el comandante de la Décima Zona Militar, el general Homero Mendoza Ruiz diera a conocer que durante este operativo de erradicación se han localizado plantíos prácticamente en los traspatios de las viviendas indígenas del municipio del Mezquital y que son las jefas de familia quienes reclaman a los elementos del Ejército la destrucción.
La activista apuntó que “el problema del narco es un problema que se ha ido escalando en las comunidades, particularmente creo que la gente tiene dos opciones”, la primera de ellas es participar en esta actividad ilícita o asumir las consecuencias y arriesgarse incluso a perder su casa siendo desplazados, esto en el mejor de los casos.
La pobreza en la zona indígena sigue siendo un problema crítico, agregó y esta es la causa de que no solo varones y jóvenes decidan dedicarse al cultivo de marihuana o amapola, sino también mujeres que son madres de familia.
“Las mujeres se han involucrado como la única opción que tienen para sobrevivir, obviamente que la pobreza las orilla a tomar esta decisión”, lo que significa que mientras no haya intervención enfocada a resolver los problemas de fondo en las comunidades el problema persistirá.
En esto coincide el presidente de la Organización Interamericana de Consejos Ciudadanos (OICC), Carlos Güereca Prado, quien señaló que una actividad como el cultivo de enervantes no deben normalizarse por muy social que parezca en las comunidades, visto como una forma de sustento para las familias.
Pero también reconoció que hasta hoy no se han generado políticas públicas efectivas encaminadas al cambio de mentalidad en comunidades en las que el cultivo de enervantes es parte de los usos y costumbres de los pobladores, más que una actividad económica.
Mientras esto no suceda, acotó, seguirá siendo un círculo vicioso en el que los campesinos y sus familias se lleven solo el trabajo que implica la siembra y el riesgo de ser capturados durante uno de los operativos del Ejército y las comunidades sigan viviendo en la pobreza.
