Columna de columnas nacional (19 de septiembre)
Desde la redacción de @loscabareteros ponemos a su consideración la “Columna de columnas nacional” del miércoles 19 de septiembre de 2018. AMLO: La bancarrota, el malestar económico y el futuro del banco central: México no está en bancarrota, pero la mayoría de los mexicanos no se sienten contentos con la forma en que funciona la […]
Desde la redacción de @loscabareteros ponemos a su consideración la “Columna de columnas nacional” del miércoles 19 de septiembre de 2018. AMLO: La bancarrota, el malestar económico y el futuro del banco central: México no está en bancarrota, pero la mayoría de los mexicanos no se sienten contentos con la forma en que funciona la economía. Ojalá todos nos demos cuenta de que la campaña ya terminó y ahora hay que tratar de echarnos a México al hombro. ¿Podremos?…
Rayuela
Ante el macabro espectáculo de los tráileres de la muerte, el gobernador Sandoval defenestró al eslabón débil de la cadena.
AMLO: La bancarrota, el malestar económico y el futuro del banco central
Luis Miguel González, en El Economista considera que: “México no está en bancarrota, pero la mayoría de los mexicanos no se sienten contentos con la forma en que funciona la economía. En la encuesta de Mitofski-El Economista, de agosto del 2018 hay cuatro temas económicos en la lista de las grandes preocupaciones de los mexicanos: crisis 19%; desempleo 9.8%; bajos salarios 5.6%, e inflación 3.8 por ciento. Hay malestar por la marcha de la economía o dificultad para disfrutar los frutos que ofrece la estabilidad macroeconómica. El hecho es que la mayoría de la población espera un cambio importante en la economía (y otros aspectos de la vida nacional). Ésta es una de las razones por las que ganó la Presidencia Andrés Manuel López Obrador. Fueron más de 30 millones de votos, 53% de total. El candidato de la continuidad, José Antonio Meade, se quedó en un tercer lugar, con 9.2 millones de votos, casi 21 millones menos que AMLO. De las urnas surgió un abrumador mandato a favor del cambio y dos tercios de la población espera resultados antes de que termine el primer año, según Mitofski-El Economista. Por eso se dice que uno de los principales retos de López Obrador es el manejo de las expectativas. En primer lugar de quienes votaron por él, pero también de jugadores que participan en otras “canchas”: aliados políticos, clases medias, inversionistas extranjeros, empresarios mexicanos y líderes de opinión. En este contexto, ¿cómo debemos interpretar el mensaje de Tepic en el que AMLO se refirió a México como un país en bancarrota? Se trata de uno de los discursos más importantes que ha dado, desde que ganó la Presidencia. Por las reacciones que generó y, quizá, por lo que estamos aprendiendo en el debate que ha generado. Tres días después, parece claro que López Obrador usó el término bancarrota en un sentido figurado, para enfatizar que el país está en mal estado. Aludió a la economía, pero también a la seguridad y los niveles de bienestar. En estos tres días, hemos tenido una probadita de lo que será la discusión pública en el próximo sexenio: un mandatario aferrado a sus puntos de vista y con dificultad para reconocer los argumentos de quienes no piensan como él. Un orador eficaz más propenso a la descalificación que a la conciliación. Mucho se ha escrito y dicho del uso de la palabra bancarrota. Recomiendo el texto de Luis Cárdenas en El Universal. No quiero abundar en el asunto, porque quiero llamar la atención sobre otro de los mensajes de Tepic, el dedicado al banco central. Dijo: “Hicimos el compromiso y lo vamos a cumplir, de que vamos a respetar la autonomía del Banco de México, para que haya equilibrios macroeconómicos, que no haya inflación, y que si se dan esos fenómenos no es por culpa del presidente de la República, sino por circunstancias externas o por mal manejo de la política financiera que haga el Banco de México”. Estas palabras reflejan desconfianza en el banco central y pueden augurar tiempos de confrontación entre la Presidencia y el Banxico. No ha comenzado el sexenio ni ha llegado la primera crisis, pero ya empezó el reparto de culpas. A López Obrador le parece que 30 años de neoliberalismo le han hecho daño a México y tiene derecho a tener su opinión, pero justo es reconocer que el Banco de México ha cumplido con su mandato de combatir la inflación. No es infalible ni perfecto, pero sí defendible. ¿Por qué trastornar algo que sí está funcionando?”
La ociosa discusión de la bancarrota
Enrique Quintana en El Financiero respecto a la “bancarrota” escribe lo siguiente: “Estamos cayendo en una discusión inútil. La respuesta que ayer dio López Obrador al sector privado indica que estamos retrocediendo muchos meses en un entendimiento que ya había avanzado. Y la polarización que puede darse puede costar al país. Ojalá lo entienda el presidente electo y ojalá también sea comprendido por los empresarios. Veamos con detalle qué fue lo que dijo ayer AMLO. “Sostengo que hay crisis en México y que hay mucha pobreza, mucho abandono, mucha inseguridad, mucha violencia, y que ha resultado un fracaso la política neoliberal y que la vamos a cambiar”. El término crisis es gratuito o al menos laxo. Pero si usted lo omite, es cierto lo demás. Hay mucha pobreza, abandono, inseguridad y violencia. Y la política neoliberal perdió la elección abrumadoramente. No es opinión. Son hechos. Siguió AMLO en su discurso. “Hicieron algún planteamiento de que no les gustó la palabra, el término, el concepto bancarrota. Yo tengo mis datos. Llevamos 30 años sin crecimiento económico. La deuda pública, nada más de Fox a la fecha, creció de 1.7 a 10 billones de pesos”. No se trata de que cada quien tenga sus números. Las cifras son correctas o no. Los términos son precisos o no. López Obrador mezcla indicadores. No llevamos 30 años sin crecimiento económico. Y sus colaboradores lo saben. Llevamos décadas sin que un segmento de la población más pobre pueda aspirar a mejorar. Eso es cierto. Lo demás no. El PIB por persona creció en los últimos 30 años en 43 por ciento en términos reales. Esto es 1.2 por ciento anual en promedio. Esto lo saben perfectamente Carlos Urzúa o Gerardo Esquivel. Quizás no se lo han contado a AMLO. Que es absolutamente insuficiente y que México necesita crecer mucho más, no hay ninguna duda. Y respecto a la deuda del país, pues el crecimiento aún es mayor de lo dicho por AMLO. Fox comenzó con una deuda de 1.5 billones y hoy tenemos 10.09 billones. En términos de proporción del PIB, que es la medición correcta, pasamos del 19.2 por ciento al 46.4 por ciento. Tiene razón AMLO en cuanto al salto que tuvo la deuda pública. Las palabras importan, pero lo que subyace importa más aún. Que el país necesita reparaciones mayores es algo que está fuera de discusión. Esto ya lo decidieron los electores, independientemente de las opiniones de quienes piensen diferente. Creo que lo más ocioso en este momento es tener discusiones ideológicas. Como ya lo expresé ayer, me parece mejor un presidente electo mesurado, y menos volcado a convencer a los electores que ya votaron y que ya lo eligieron. Creo que es más sano tratar de sumar a quienes no estuvieron con él y que representan el 47 por ciento de los electores. Pero tampoco creo que sea productivo lanzarse a una guerra de estadísticas y conceptos. No veo sensatez en tratar de convencer a la gente de que estamos bien, de que múltiples indicadores económicos y sociales van de maravilla. Me parece que es reflejo de que hay muchos sectores que no se han dado cuenta del ánimo social. Una cosa es que la deuda pública respecto al PIB haya bajado 3 puntos en los últimos dos años y otra que haya subido 17 en los últimos 18 años. ¿Esa será la discusión? Ojalá todos nos demos cuenta de que la campaña ya terminó y ahora hay que tratar de echarnos a México al hombro. ¿Podremos?”
La gran recesión
En Reforma, Sergio Sarmiento, escribe acerca de la gran recesión económica vivida a nivel mundial en 2008, cuando una crisis hipotecaria en Estados Unidos, provocada en gran parte por malas decisiones del entonces Presidente George W. Bush, afectó a todos los mercados; esta situación es dolorosa, pero considerada necesaria por especialistas en economía: “la quiebra de Lehman Brothers, el 15 de septiembre de 2008, marcó el inicio de lo que se ha llamado la gran recesión. Se ha dicho que fue la crisis que nadie previó; pero, si bien es verdad que muy pocos lo hicieron […] Algunos políticos y comentaristas han tratado de hacer de la gran recesión una lección ideológica. Dicen que la crisis demostró los males del capitalismo, la desregulación bancaria y la globalización financiera. Ignoran que la crisis surgió de una mala política pública del gobierno de George W. Bush en Estados Unidos, que utilizó a dos bancos paraestatales, Fannie Mae y Freddie Mac, para promover créditos hipotecarios. El desplome de las hipotecas basura, sub-prime mortgages, muestra no una falla del sistema de libre empresa, sino más bien el daño que pueden ocasionar a un mercado las malas decisiones de un gobernante […] La crisis se expandió a todo el mundo, en parte porque muchos de los créditos impagables fueron ocultados en paquetes de bonos hipotecarios que daban rendimientos muy altos y parecían sumamente atractivos en un ambiente de bajas tasas de interés. Al final resultaron tóxicos. Los políticos se equivocaron tanto como los financieros […] La historia económica sugiere que las recesiones son inevitables ya que forman parte de los ciclos económicos. Son tan indispensables en estos ciclos como las fases de crecimiento. Como las bancarrotas, son dolorosas, pero necesarias para la depuración y renovación de los mercados. La gran recesión fue consecuencia de malas políticas públicas: créditos impulsados desde el gobierno y el intento de lograr una gran moderación imposible de mantener. Preocupa que las lecciones no se han aprendido”.
Para “bancarrotas”, las de 1970, 76, 88, 94…
Luego de las afirmaciones hechas por el Presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, acerca de que “recibirá un país en bancarrota, por lo que no podrá cumplir con todo lo que le piden, pero sí con lo prometido en campaña”, más de una persona cuestionó que el tabasqueño utilizara el término “bancarrota”. En Milenio, Joaquín López Dóriga, escribe que: “la transición era, es aún, de terciopelo […] Andrés Manuel López Obrador había declarado ante empresarios regios, el pasado 4 de septiembre, y en otros foros, que a pesar de los problemas obvios, que los hay, se estaba dando una transición en armonía, con estabilidad, sin crisis política ni crisis financiera, incluso mencionó con visión adelantada que no nos está pasando lo que en Argentina, donde la crisis ya se le fue de las manos al presidente Macri al cumplir mil días de gobierno con una devaluación que supera 100 por ciento, como en el México de Luis Echeverría, en 1976 y el de José López Portillo en 1982, con Miguel de la Madrid en 1987-88 y en el relevo Carlos Salinas-Ernesto Zedillo en diciembre de 1994. Cuando ahora todo corría en esa armonía, el domingo en Tepic, López Obrador se volvió a subir al templete y diagnosticó sorpresivamente la bancarrota del país. México —dijo— está atravesando una situación económica y social muy difícil, y posiblemente por la situación de bancarrota en que se encuentra el país no podamos cumplir con todo lo que se está demandando, pero sí vamos a cumplir con todo lo que ofrecí en campaña. Y entiendo una parte del planteamiento: no hay un solo jefe de gobierno en el mundo que pueda cumplir con todas las demandas que le plantean, es imposible, pero sí responder a las promesas de campaña […] ayer, en La Paz, insistió, después de calificar de camajanes y prensa fifí a los que criticaron su declaración de bancarrota, digo yo […] que para bancarrotas las de 1976, 1982, 1988 y 1994. Que difiero del término, bancarrota, pero no del diagnóstico de pendientes e insuficiencias que tiene el país, sobre todo con los más pobres. Y que deseo profundamente que en seis años, antes, sea otro el panorama y la realidad de los que menos tienen, que son los más”.
19S: víctimas del temblor… y de la burocracia
En El Universal, Ana Paula Ordorica, escribe acerca de cómo un año después de que el sismo de magnitud 7.1 que sacudió al centro del país afectó decenas de miles de escuelas, aún existen miles de alumnos que han tenido que tomar clases en aulas improvisadas o a la intemperie a la espera de una solución para regresar a sus aulas: “ha pasado un año desde el sismo del 19 de septiembre y uno pensaría que las escuelas afectadas estarían ya rehabilitadas dada la solidaridad que vimos de autoridades y sociedad civil. El México generoso y humano de 1985 volvió a emerger con ese sismo que afectó nueve estados del centro y sur, sureste del país. El problema, sin embargo, no ha quedado atrás. A pesar de que una semana después del terremoto el entonces secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, presentó un informe público en el que declaró que la reconstrucción sería lenta […] miles de alumnos siguen sin tener un aula adecuada. El informe de Nuño mencionaba que el costo de reconstruir las 13 mil escuelas que habían sufrido daños y de rehacer las 577 que tendrían que tirarse y ser reconstruidas por completo sería de 13 mil millones de pesos aproximadamente […] Estos datos los tomo de dos periodistas, Irene Larraz y Nadia Sanders, quienes hicieron una investigación sobre la reconstrucción de escuelas desde el sismo de hace un año y lo narraron para un podcast de NPR, Radio Ambulante. Dos semanas después del sismo, los 13 mil millones de pesos presupuestados para la reconstrucción habían aumentado a casi 20 mil millones de pesos […] El Instituto Nacional para la Infraestructura Física Educativa (INIFED) y Compranet no tienen datos claros y accesibles para saber cómo y en qué escuelas se han utilizado los 20 mil millones de pesos, que además pudieron adjudicarse de forma directa dado el carácter de emergencia. 19 de septiembre de nuevo y muchos en México siguen padeciendo los efectos, no del sismo, sí de la burocracia”.
De lo social a lo electoral
En La Jornada, Julio Hernández López, hace una reflexión acerca durante la emergencia que vivimos los mexicanos hace un año con el sismo de magnitud 7.1 nos unió como sociedad, unión que pareció reflejarse en las urnas, cuando el electorado se volcó en contra de la opción en el poder, en parte motivado por el hartazgo de la inoperancia de las instituciones gubernamentales: “a un año del segundo terremoto histórico de Ciudad de México (ambos, en un 19 de septiembre), los diferentes niveles gubernamentales y de organización social continúan entrampados: la parte institucional (el gobierno federal y los estatales involucrados) sin ofrecer soluciones de fondo, plena de muletillas y simulaciones pero incapaz de atender de verdad los reclamos y necesidades populares; la parte ciudadana, bien organizada o con agrupaciones precarias, sin la capacidad de hacer valer sus demandas […] El pleno conocimiento de que no contaban ni contarían con verdadero apoyo de las estructuras gubernamentales llevó a buena parte de la sociedad, particularmente a jóvenes hasta entonces bajo el infundado estigma de indolentes, a convertirse en partícipes heroicos en las tareas que se fueron requiriendo. Ese levantamiento cívico, ante la tragedia del sismo, fue un antecedente del levantamiento electoral que el pasado uno de julio significó un estremecimiento profundo del sistema político tradicional. En ambos casos hubo un rechazo a políticos, autoridades y gobiernos. La esperanza participativa detonada el pasado 19 de septiembre fue topándose lenta pero inexorablemente con la realidad aplastante del burocratismo, la ineficacia e incluso la apropiación rapaz, por parte de políticos y gobernantes, de los fondos recolectados para la ayuda a los damnificados. La esperanza electoral volcada en urnas el pasado uno de julio va topándose también con las trampas de la macroeconomía, las reglas del mercado y los condicionamientos de los grandes capitales”.
Hay cosas que apestan más que un cadáver
En Excélsior, Pascal Beltrán del Río, escribe acerca de dos hechos violentos ocurridos el pasado fin de semana y que una vez más reflejaron la grave crisis de seguridad que se vive actualmente en México: la agresión hecha por tres sujetos en la Plaza Garibaldi y el descubrimiento de un tráiler que transportaba decenas de cuerpos por la zona metropolitana de Guadalajara porque ya no caben en la morgue: “la violencia criminal y la inoperancia de la autoridad para contenerla nos dejaron dos estampas macabras el pasado fin de semana. Afortunadamente, nuestra capacidad colectiva de horrorizarnos no ha sido completamente rebasada, por lo que los asesinatos en la Plaza de Garibaldi y el hallazgo de una morgue ambulante en la zona metropolitana de Guadalajara no pasaron desapercibidos […] La muerte violenta ha dejado de ser noticia, a menos que ocurra de un modo que compita con la ficción. Quizá porque los sucesos del fin de semana en la Ciudad de México y Jalisco parecen sacados de un guión de Robert Rodríguez o Quentin Tarantino, alcanzamos a tomar nota […] ¿Qué está pasando en México?, se preguntan desde lugares donde el bosque de nuestra inseguridad callejera sigue siendo más visible que los árboles que lo integran. Sí, los hechos referidos llaman nuestra atención porque se salen de lo común, pero debiéramos verlos también como el síntoma de problemas estructurales. En el primer caso, un ataque perpetrado por criminales vestidos como mariachis contra miembros de un cártel rival, por supuesto que es noticia en casi cualquier parte del mundo, sobre todo si sucede en un lugar tan emblemático como Garibaldi […] El que las autoridades capitalinas no hayan reaccionado ante algo tan evidente habla por fuerza de una de dos cosas: incompetencia o complicidad. En el otro caso, el que un tráiler con cadáveres ande vagando por la zona metropolitana de Guadalajara […] es notable por sí mismo. Para causar estupor, no se requiere mucho más que la imagen de un camión refrigerado que despide un insoportable olor a muerto y que alguien dejó estacionado a un lado de una zona habitacional […] las autoridades de Jalisco aprovechan que ese último aspecto sea el más mediático y, para apagar la indignación, despiden al titular del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses, Octavio Cotero […] Lo que realmente llevó al despido de Cotero fue que no quiso avalar la versión de la autoridad de que los cuerpos de los jóvenes cineastas desaparecidos en marzo fueron disueltos en ácido. En los tambos en los que supuestamente sucedió eso, el IJCF no encontró rastro de ellos. Cotero lo dijo y ¿qué pasó después? En julio, su propia hija desapareció y, ahora, él está despedido. Eso apesta más que 150 o 300 cuerpos”.
Los “reaccionarios” y la prensa “fifí” en la Cuarta Transformación
En Excélsior, Francisco Garfías, escribe que: “resulta ocioso repetir que México sí puede hacer frente a sus obligaciones de pago y que no hay riesgos de crac, ni caída ni colapso ni quiebra ni nada que se le parezca. No se trata de defender posiciones ‘reaccionarias’, como dice Andrés Manuel López Obrador, o de formar parte de la ‘prensa fifí’ que saca de contexto las cosas, como despectivamente llama el Presidente electo a los periodistas críticos que no comparten sus posturas. Manifestar que el país ‘no está en bancarrota’, tampoco quiere decir que se admitan los dolorosos contrastes que existen en la República Mexicana […] Andrés Manuel López Obrador ha reiterado hasta el cansancio que se va a respetar la libertad de expresión en su gobierno, pero calificar de ‘fifí’ a los que critican sus proyectos y declaraciones no parece ir en ese sentido. El calificativo emana nada menos que del Presidente electo. No es cualquier cosa. Tiene efectos inhibidores sobre la comentocracia que teme perder la chamba o se quiere acomodar a la Cuarta Transformación. En Morena parecen no darse cuenta de que ganaron todo. La misma historia de los panistas cuando triunfó Fox. Traen la inercia opositora […] A López Obrador no le gustó que le dijeran que se está ‘curando en salud’ o que empieza a darse cuenta de que los recursos no alcanzan para enfrentar las grandes necesidades del país. Es cierto que dejó claro que cumplirá todos y cada uno de los compromisos que asumió en campaña. Pero dice que el país saldrá adelante sin subir impuestos, sin más deuda, sin nuevos gasolinazos. Es más, se comprometió a bajar los impuestos en la zona fronteriza […] En total se dejarán de percibir 120 mil millones de pesos. Pero el Presidente electo dice que cubrirá todos sus compromisos de campaña sólo con la eliminación de los gastos suntuarios en el gobierno y las eliminación de la corrupción. La varita mágica pues”.
¿Quién cuida al Presidente?
En El Universal, Salvador García Soto, habla acerca del nuevo equipo de seguridad del Presidente electo, Andrés Manuel López Obrador que se estrenó como responsable de la seguridad del tabasqueño durante su gira de despedida, y de los cambios en los protocolos establecidos para las actividades del futuro mandatario mexicano: “a partir del pasado fin de semana, con el inicio de su gira ‘de agradecimiento’ por todo el país, entró en funciones el grupo de Ayudantía de Andrés Manuel López Obrador, que será el nuevo organismo que se encargue de velar por la seguridad presidencial. 20 integrantes, entre hombres y mujeres profesionistas, ninguno de ellos con origen militar que, según se afirma en la oficina del mandatario electo, ‘fueron capacitados con seriedad y en técnicas de vigilancia, seguridad personal, logística y hasta terrorismo’, serán los responsables de cuidar al futuro presidente en sus actividades […] Se trata de un grupo encabezado por el restaurantero Daniel Asaf, de origen libanés […] Los 20 integrantes de la ‘Ayudantía’ recibieron ‘cursos de capacitación intensos’ en los últimos meses —aunque no especifican qué organización o institución les dio esos cursos— y sustituirán a más de dos mil guardias del Estado Mayor Presidencial en la vigilancia y seguridad del presidente de la República, que por instrucciones del nuevo gobierno serán reintegrados al Ejército mexicano a partir del 1 de diciembre. En las recientes giras por los estados, los nuevos guardias presidenciales que cuidan a López Obrador no portan armas y sus operativos de vigilancia son mucho más abiertos y discretos de los del Estado Mayor Presidencial […] Veremos cómo funciona el nuevo cuerpo de guardias presidenciales en un formato de mucha más austeridad y discreción, y si se amplía su número de integrantes y sus equipamientos. Porque al final, llámese Estado Mayor Presidencial o Ayudantía, el nombre no importa tanto como la seguridad vital del presidente de la República, cuya integridad y cuidado son asunto de seguridad nacional”.
Un minuto de silencio
En Excélsior, Frentes Políticos, asegura que: “se cumple un año de la tragedia y 33 de otra más y todavía hay mucho por resolver. Dos sismos que han marcado las sacudidas que la naturaleza ha hecho a México. El Rébsamen y su directora impune son el sello del pasado terremoto de 2017 como lo fue el caso de las costureras en el de 1985. En ambos casos las autoridades no han cumplido con las promesas realizadas en momentos de tragedia. Hace un año que la tierra volvió a sacudir a diversas regiones del país y no se sabe el destino de los recursos que aportaron empresas extranjeras o personalidades que se solidarizaron con los mexicanos. Un año ha pasado del terremoto que sacudió nuestras conciencias. La pregunta se abre ¿Somos mejor país?”.
Dos puentes en la cuarta transformación
En El Universal, Bajo Reserva, asegura que: “los nuevos legisladores en la Cámara de Diputados, en plena cuarta transformación, se construyeron dos puentes en noviembre, con los que descansarán un total de nueve días en el penúltimo mes de 2018. El primero, nos explican, será con motivo del Día de Muertos: los legisladores no dejarán su labor, solo recorrerán la sesión del jueves 1 de noviembre al miércoles 31 de octubre, para descansar jueves, viernes, sábado, domingo y lunes. El segundo puente, nos dicen, será de cuatro días por la conmemoración de la Revolución Mexicana, cuyo día de asueto será el lunes 19 del mes, pero los diputados se tomarán desde el jueves 16 de noviembre y regresarán el día 20. Con este calendario, nos argumentan, no faltarán a ninguna sesión de las dos que deben cubrir por semana. ¿Se están viendo más trabajadores que en otras Legislaturas?”.
Preocupación por la defensa de Derechos Humanos
En Milenio, Trascendió, asegura que: “otra de las comisiones que Morena dejará a la oposición es la de Derechos Humanos, al Partido Acción Nacional, lo que ya levantó alertas entre defensores que ven con preocupación que senadores sin tradición en esas luchas presidan una de las instancias clave para la pacificación. Si ya de por sí el gobierno electo se ha tropezado en los foros de víctimas, la trama se le va a complicar con el blanquiazul presidiendo esa área en el Senado, para la que ya alzó la mano Emilio Álvarez Icaza”.
Malentendido
En Reforma, Templo Mayor, asegura que: “¿no que amor y paz? ¿No que abrazos y no balazos? ¿No que transición de terciopelo? Pese a las promesas, a Andrés Manuel López Obrador se le botó ayer el tapón y agarró parejo contra empresarios, prensa (la fifí, por supuesto), el actual gobierno y hasta el neoliberalismo. Curiosamente el enojo del Presidente electo se originó… ¡por algo que él dijo! Al tabasqueño no le gustó que salieran a corregirle la plana con eso de que el país está en bancarrota. López Obrador aseguró que lo dijo en sentido figurado, cosa que si a lo mejor hubiera aclarado desde un principio, habría evitado este desaguisado. El punto es que mientras la Academia Mexicana de la Lengua no publique el Diccionario Obrador-Español-Obrador, es muy probable que Andrés Manuel López Obrador siga teniendo que aclarar lo que quiso decir… o culpar a los demás de que no le entendieron”.
@loscabareteros