Columna de columnas nacional (26 de abril)
Desde la redacción de @loscabareteros ponemos a su consideración la “Columna de columnas nacional” del jueves 26 de abril de 2018. Qué película podría tener (hoy) Enrique Peña Nieto en su cabeza: ¿Titanic o, 9 semanas y media? ¿Músicos resignados a ahogarse con sus instrumentos en la mano o, por el contrario, un nuevo romance […]
Desde la redacción de @loscabareteros ponemos a su consideración la “Columna de columnas nacional” del jueves 26 de abril de 2018. Qué película podría tener (hoy) Enrique Peña Nieto en su cabeza: ¿Titanic o, 9 semanas y media? ¿Músicos resignados a ahogarse con sus instrumentos en la mano o, por el contrario, un nuevo romance de intensas pasiones y probables desencuentros? Andrés está herido… Los dos choques que vienen en la elección… La disputa por la nación, 1988.
Rayuela
Cuesta creer la versión de que el precio por asesinar a nuestro compañero Javier haya sido una pistola. A menos que fuera de oro.
9 semanas y media, romance o inmolación
Jorge Zepeda Patterson escribe en El País: “Tras el debate me pregunto qué película podría tener Enrique Peña Nieto en su cabeza a poco más de nueve semanas de la elección presidencial: ¿Titanic o, justamente, 9 semanas y media? ¿Músicos resignados a ahogarse con sus instrumentos en la mano o, por el contrario, un nuevo romance de intensas pasiones y probables desencuentros? Hace unos días afirmé en este espacio que el presidente y su candidato parecían ser los únicos que no se percataban de que su causa estaba perdida. Supongo que aún mantenían la esperanza de un milagro en el debate celebrado el domingo pasado. Pero tras la deslucida comparecencia de José Antonio Meade, propios y extraños han asumido que la carrera se reduce a dos y él no está entre ellos. De allí la pregunta que todos nos hacemos: ¿qué va a pasar con los enormes recursos políticos, económicos, jurídicos y mediáticos que apoyan al candidato oficial? Al PRI le faltan votos, pero le sobra todo lo demás: ministros en los tribunales electorales, medios de comunicación y periodistas aceitados por la publicidad oficial, gobernadores que operan el territorio, políticas asistenciales de carácter clientelar, predominio en las cámaras legislativas y un larguísimo etcétera. ¿Qué va a hacer con eso Peña Nieto en las nueve semanas y media que faltan para su derrota? Parecería que no hay más que de dos sopas. Utilizar sus recursos para suicidarse en una batalla perdida de antemano o usarlos para escoger al vencedor y negociar una rendición a modo. La primera opción significaría seguir aplicando la maquinaria para enlodar a los otros dos contendientes con la vana esperanza de alcanzarlos. El problema de esta opción es que uno de ellos será el próximo presidente. Y en tal caso un presidente profundamente enemistado con su antecesor y su equipo. Y esto no es peccata minuta, porque podría entrañar procesos penales. La segunda opción, pactar con uno de los dos punteros, significa tragarse su orgullo y escoger al adversario al que se le rendirá la plaza. Y si tal fuera el caso, ¿a cuál de los dos rivales? La respuesta parecería obvia: Ricardo Anaya, candidato del PAN. La tradición del llamado PRIAN da para eso y más. Y puentes no faltarían; allí están los Diego Fernández de Cevallos, Vicente Fox, Jorge Castañeda, Santiago Creel y muchos otros como ellos. Y sobra decir que el más fuerte de estos puentes sería el sector empresarial. Pero la otra opción (permitir, si no es que facilitar, el triunfo de Morena) aunque menos probable tampoco es impensable. Primero, porque garantiza el blindaje. López Obrador puede ganarle a Ricardo Anaya a pesar del apoyo de Peña Nieto, con lo cual el presidente habría desperdiciado su único cartucho. Pero no al revés, Anaya no está en condiciones de vencer a Morena y a una maquinaria oficial neutra o favorable al tabasqueño. Segundo, hoy por hoy López Obrador parece estar más dispuesto al borrón y cuenta nueva que Ricardo Anaya. (…) Y tercero, si bien los “técnicos” vinculados al PRI, empezando por el propio Meade, están simbióticamente vinculados a los del PAN (han gobernado juntos los últimos 20 años); muchos de los “políticos” del propio PRI no verían con malos ojos a sus contrapartes de Morena. Después de todo, la mayor parte de sus ahora rivales fueron priístas. Ricardo Monreal, Manuel Bartlett, Porfirio Muñoz Ledo, Cuauhtémoc Cárdenas y, desde luego, el propio López Obrador entre otros muchos”.
Andrés está herido
Raymundo Rivapalacio escribe en El Financiero sobre el saldo negativo que ha dejado el debate en la campaña de López Obrador: “Tras el primer debate presidencial, todos los adversarios de Andrés Manuel López Obrador olieron la sangre de un gladiador herido. No le fue bien en el debate, y para evitar una crisis, difundió dos videos para contestar las preguntas que evadió el domingo, y respondió las imputaciones que le hicieron todos los candidatos. La máxima de que quien está en la punta con una cómoda ventaja no discute con nadie, transformada en hay que rebatir todo para que esa ventaja no se evapore. López Obrador, quien aseguró haber ganado el debate, demostró con hechos que perdió esa primera confrontación entre pares. Las encuestas telefónicas y los paneles que analizaron el comportamiento de los cinco candidatos el domingo, dieron como ganador al frentista Ricardo Anaya. Un ejercicio demoscópico de EL FINANCIERO, y cualitativos realizados por Reforma y Efekto TV, mostraron una lucha cerrada, con Anaya arriba. La última medición dada a conocer, una encuesta telefónica de las Heras Demotecnia, produjo la mayor diferencia de todos. Anaya obtuvo 32 por ciento de la aprobación, nueve puntos por encima de López Obrador que sumó 23 por ciento, Jaime Rodríguez, El Bronco, con 7.0 por ciento, José Antonio Meade con 5.0 por ciento y Margarita Zavala con 3.0 por ciento. A la pregunta de quién fue ‘el peor candidato del debate’, uno de cada cuatro señalaron a López Obrador. Sin embargo, 84 por ciento del 86 por ciento que vio el debate dijo al término que su intención de voto no había cambiado. Los resultados sobre el debate no se traducen automáticamente en preferencia de voto. Pero los datos que arrojaron las mediciones reorientaron las estrategias de los candidatos. Notoriamente, López Obrador está buscando atajar la cascada de críticas que recibió el domingo y la vulnerabilidad por sus contradicciones e inconsistencias. El spin no está resultando del todo positivo, porque su malestar ha permeado entre sus principales consejeros, que no están discutiendo y argumentando en la arena pública, sino litigando. El sabor de boca que queda es de enojo e intolerancia a un pensamiento diferente, convertido en profecía autorrealizable. López Obrador necesita serenarse, no retóricamente, sino en los hechos, y regresar al rígido control que sobre su cuerpo y boca mantuvo durante meses. Quienes hablan por él en las mesas de discusión, tendrían que hacer lo mismo, listos al choque de ideas con argumentos, no con emociones y menos aún descalificaciones. López Obrador vive el peor momento de su campaña presidencial. La administración de su ventaja pasa por la frialdad, no por la emoción explosiva que lo ha llevado a confrontaciones a diario. Esa actitud le ha volteado a la opinión pública y su visible incomodidad ha sido vista por sus adversarios como una oportunidad para que la herida por donde está sangrando el puntero en las preferencias electorales, se ensanche. La prueba de que colectivamente van por la fiera golpeada es la nueva batería de spots que sacarán los partidos contra él. (…) Hace 12 años, cuando tenía casi asegurada la presidencia, el mal manejo de López Obrador para contrarrestar esa propaganda, terminó frenándolo. A veces parece que no aprendió la lección. Si no quiere repetir aquella ruta de derrota, tiene que modificar lo que ha venido haciendo y dejarse de pelear con todos, por todo. Hoy tiene la mejor oportunidad de alcanzar el poder, y él mismo, su principal enemigo histórico, se está encargando de evitarlo”.
Los dos choques que vienen en la elección
Distinto a otros procesos electorales, el actual no presenta movilizaciones que marquen este periodo por las exigencias, como en el 2006 fueron los empresarios contra Andrés Manuel López Obrador o en periodo pasado, las protestas causadas después del #YoSoy132, hasta la desaparición de tres jóvenes estudiantes en Jalisco. En El Universal, Carlos Loret de Mola, escribe que: “hace unos días en estas Historias de Reportero expresé que a esta elección le hacía falta su choque: la coordinación gobierno-empresarios-sindicatos contra López Obrador fue un punto de quiebre en la elección de 2006, el movimiento YoSoy132 lo fue para Peña Nieto en el 2012. Y este proceso de 2018 no nos regala aún algo equivalente. Sin embargo, dos ollas de presión social empiezan a burbujear intensamente conforme se acercan las elecciones. La primera surge en Jalisco, a partir de la desaparición de los tres estudiantes de cine y la explicación oficial de que fueron secuestrados, torturados, asesinados y sus cuerpos disueltos en ácido. […]. Hoy la indignación se arropa con reflexiones sobre cómo medio país es ‘el lugar equivocado’, sobre cómo nos sentimos temerosos, inseguros siempre, donde sea. Los brotes de rabia social empiezan a tomar forma de manifestaciones contra la violencia desbordada en los gobiernos priístas de Jalisco y federal. La segunda, en paralelo, tiene en la mira a López Obrador. Según el promedio de encuestas de Oraculus, el candidato de Morena tiene 14 puntos de ventaja sobre Ricardo Anaya. Sus adversarios […] comienzan a agruparse haciendo cuentas alegres: si López Obrador pierde 7 puntos y esos votos se van al segundo lugar… voilá! se empata la contienda. El problema es que los anti-Peje están aún divididos sobre si apoyar a Anaya o a José Antonio Meade. La disyuntiva se irá resolviendo con el paso de los días, pero mientras, las baterías empiezan a enfocarse nítida y públicamente contra el tabasqueño. Veremos si alguno de estos dos se vuelve el choque emblemático de 2018”.
AMLO y los debates
El debate fue un punto de referencia para todos los candidatos presidenciables, en especial para los que son los tres más importantes, en el caso de Andrés Manuel López Obrador, su avance se ha detenido gracias a las acusaciones de todos sus adversarios, que con el paso de los días han sido desmentidas la mayoría de ellas. En La Jornada, Julio Hernández López, escribe que: “el 20 de mayo, en Tijuana, Andrés Manuel López Obrador tendrá una segunda aduana importante en su búsqueda de llegar a Palacio Nacional. En el primer debate, una combinación de factores sirvió a sus adversarios para aminorar el paso electoral del tabasqueño. Ricardo Anaya Cortés, su más cercano seguidor en las encuestas de opinión […], aprovechó el primer debate entre candidatos para instalar una batería de señalamientos controversiales que, aun cuando varios de ellos luego serían probados como falsos, permitieron al panista un concertado relanzamiento en medios masivos de comunicación y un promovido posicionamiento como aparente única alternativa viable contra el auge del candidato al que tachan de populista. […]. José Antonio Meade, caído en un tercer lugar demoscópico, aprovechó el tema de los departamentos de Andrés Manuel López Obrador para desarrollar una campaña mediática que ha escalado hasta la suposición de que podría haber irregularidades graves en el manejo patrimonial y fiscal del tabasqueño. En Ramos Arizpe, Coahuila, el candidato del Partido Revolucionario Institucional planteó: Hay un tema de evasión de impuestos, de falta de transparencia, de confusión entre su patrimonio, el de sus hijos y el del partido, tal y como hemos visto semana tras semana; en la última, los departamentos; en la penúltima, el avión, un avión privado que estaba impedido de ser utilizado como taxi, una empresa que le da una factura que no era propietaria del avión que utilizó. Esto es, hay una clara falta de respeto por la ley, falta de compromiso con la sociedad y clara vocación hacia la mentira. Se han reproducido estas palabras […] porque, a pesar de lo sinuoso o pretendidamente ambiguo, los señalamientos de Meade encajan en una tipología delictiva: quien ha sido dos veces secretario de Hacienda ha deslizado que Andrés Manuel López Obrador podría estar cometiendo delitos relacionados con la evasión fiscal, el mal uso de recursos públicos destinados a los partidos y la facturación engañosa. […]. Lo cierto es que la situación política y electoral de López Obrador no ha sido la misma después del primer debate. Ha tenido que detenerse a responder señalamientos que le fueron hechos en el Palacio de Minería y que en ese momento prefirió no enfrentar, atenido a su política de temporada, de amor y paz. Ha requerido dedicar tiempo y esfuerzo, en mayores proporciones, a responder a Anaya y a Meade. Y a partir de ese domingo polémico han quedado sembrados los guiones de descalificación política y de distorsión y confusión en las percepciones sociales. […]”.
La disputa por la nación, 1988
Héctor Aguilar Camín escribe sobre las visiones encontradas del México que aún no madura democráticamente: “El año de 1982 fue desastroso para la alternativa “nacionalista” que Carlos Tello y Rolando Cordera planteaban en su libro La disputa por la nación, como una de las grandes alternativas del desarrollo mexicano. Aquella vía implicaba una reactualización del proyecto cardenista de los años 30 con vastas reformas económicas y sociales bajo la batuta de un Estado activo, conductor del proceso. En los años del primer auge petrolero mexicano (1976-1982) habían crecido extraordinariamente los recursos y los poderes del Estado, que se había expandido en todos los órdenes. La expansión había terminado en un exceso de gasto público que llegó a arrojar un déficit de 16 puntos del Producto Interno Bruto en 1982. La respuesta del gobierno al desorden económico consiguiente fue una ampliación todavía mayor del aparato estatal mediante la nacionalización de la banca de ese año. La herencia para el nuevo gobierno de Miguel de la Madrid (1982-1988) fue un estado en quiebra, endeudado hasta la parálisis, y una economía y una sociedad castigadas por graves desequilibrios económicos, inflación, devaluación y bajo crecimiento. El péndulo giró de la expansión estatista a su polo contrario: el de la reducción del Estado y la liberalización de la economía: el rumbo de lo que Tello y Cordera llamaban en su libro la vía neoliberal. En los años siguientes esa vía sería asumida con vigor político inesperado por el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, hasta culminarla con la firma del Tratado de Libre Comercio con América del Norte, en 1994. En 1988, sin embargo, cuando yo escribí Después del milagro, el dilema de la disputa por la nación enunciada por Tello y Cordera seguía viva. Precisamente en Después del milagro describí las opciones del dilema en diversos órdenes de la vida pública. Eran estas: “1. Democracia o corporativismo. 2. Derechos de los ciudadanos o fueros de las corporaciones. 3. División de poderes o presidencialismo omnímodo. 4. Cultura electoral de votos libres o cultura clientelar de votos asignados. 5. Mercado y precios reales o economía de subsidios. 6. Agricultura capitalista o reforma agraria. 7. Liberalización comercial o proteccionismo industrial. 8. Integración con el exterior o aislacionismo productivo. 9. Estado débil, subsidiario, recortado o Estado fuerte, rector, asistencial (p.36). Eran los polos de la disputa por la nación de entonces y en muchos sentidos, transfigurados por la historia vivida, son también los de la disputa de ahora”.
Regalote
Los independiente han recibido otro regalo por parte de del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, ya que se les ha dado autorización para que reciban financiamiento privado de hasta 422 millones de pesos. En el Excélsior, Frentes Políticos, asegura que: “los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación declararon, en el caso de los candidatos independientes, inaplicable la prohibición constitucional que permite sólo 10 por ciento de gasto de campaña como tope para el dinero privado. Margarita Zavala y Jaime Rodríguez Calderón podrán obtener financiamiento privado hasta por 422 millones de pesos, pues al otorgárseles siete millones de financiamiento público (aunque lo regresaron), no podrán pasar del tope de 429 millones previsto como tope de gasto de campaña para candidatos presidenciales. La magistrada presidenta Janine Otálora subrayó que esta decisión no es un cheque en blanco. Pero a ellos ya les brillaron los ojitos… Más dinero para tirar a la basura, qué felicidad”.
Reunión con presidenciables
En Milenio, su columna de trascendidos Trascendió, asegura que: “que hay agenda llena en la plenaria de consejeros de Citibanamex, cuyas actividades comenzaron ayer con la presencia de personajes del mundo empresarial y académico como Rodrigo Zorilla, Claudio X. González y Juan Pardinas, y continúan hoy con la participación de Michael Corbat, Valentín Díez Morodo y Jaime Zabludovsky. Entre jueves y viernes recibirán a los candidatos presidenciales, salvo Margarita Zavala, y está prevista en el programa una encerrona privada de los directivos del banco con cada aspirante, empezando con Jaime Rodríguez Calderón, antes de sus exposiciones”.
Miedo de los empresarios a AMLO
Con el miedo latente a que López Obrador resulte ganador de las próximas elecciones presidenciales, empresarios están pidiendo a sus trabajadores que reflexionen bien su voto. En El Universal, su columna Bajo Reserva, asegura que: “entre el empresariado nacional, nos dicen, permea la necesidad de acercarse con sus empleados para pedirles que reflexionen por quién van a votar el próximo primero de julio para la Presidencia de la República. Como prueba está una carta de Aeroméxico a sus colaboradores en la que no dice por quién votar o por quién no. Nos comentan que en algunos casos existe tal temor por la llegada de Andrés Manuel López Obrador a Los Pinos que los hombres de negocios van a promover entre sus empleados la idea de que su llegada a la Presidencia de la República pone en riesgo inversiones y, en consecuencia, sus propios empleos y la oportunidad de generar puestos de trabajo. Así que en los próximos días a miles, o quizá millones, de trabajadores les van a pedir pensar en qué futuro quieren a partir del primero de diciembre de 2018″.
Estudiantes de cine
En el Reforma, el analista y periodista Sergio Sarmiento, escribe sobre los estudiantes asesinados en Guadalajara que fueron confundidos por sujetos de un grupo criminal, lo que desgraciadamente no es la primera vez que ocurre: “quizá Salomón Aceves Gastélum, Jesús Daniel Díaz o Marco García Ávalos pudieron haber llegado a destacar en el mundo del cine como el tapatío Guillermo del Toro y otros mexicanos que han dominado los premios internacionales de cinematografía en los últimos años. Pero no, los tres fueron secuestrados, torturados y asesinados, y sus cuerpos disueltos en ácido. Los tres estudiantes habían estado realizando una filmación escolar de tres días en una casa en Tonalá. El 19 de marzo, cuando ya iban de regreso a casa, fueron detenidos en la carretera por un grupo de sujetos con uniformes de la Fiscalía General de Jalisco que eran en realidad miembros del Cártel Jalisco Nueva Generación, quienes los llevaron a una casa donde los interrogaron, torturaron y asesinaron por creer que eran miembros de un grupo rival, el Cártel Nueva Plaza. […]. No es el único caso de estudiantes asesinados por ser confundidos con miembros de grupos rivales. Lo mismo ocurrió con los 43 de Ayotzinapa. […]. En 2016 seis cuerpos desmembrados y quemados con ácido fueron encontrados en bolsas de plástico en Camarón de Tejeda, Veracruz, incluyendo tres estudiantes. […]. No faltan los intentos por politizar la tragedia. La muerte de los normalistas de Ayotzinapa se ha convertido en bandera de un movimiento político que busca no esclarecer lo ocurrido la noche del 26 al 27 de septiembre de 2014 sino culpar al Estado mexicano. Lo mismo está ocurriendo con el caso de los estudiantes de cine. […]. La verdad es que el Estado mexicano no está secuestrando y matando a estudiantes, pero sí ha fallado en la guerra contra el narcotráfico. La disputa entre Los Rojos y Guerreros Unidos, grupos surgidos del descabezamiento del cártel de los Beltrán Leyva, llevó a la ejecución de los normalistas de Ayotzinapa. El pleito entre el Cártel Jalisco Nueva Generación y Nueva Plaza provocó la muerte de los estudiantes de cine. La guerra contra las drogas no ha disminuido el narcotráfico, pero sí ha multiplicado las organizaciones criminales y la violencia. La situación no cambiará por las manifestaciones ni por culpar al Estado de los asesinatos. Tampoco se resolverá con amnistías a los criminales. […]. Mientras esta guerra continúe seguiremos perdiendo jóvenes como Salomón, Jesús y Marco, quienes en lugar de tener la oportunidad de ofrecer obras maestras a la cinematografía pierden la vida en circunstancias impensables y aterradoras”.
México disuelto en ácido
A días de que se diera a conocer el resultado de las investigaciones sobre la desaparición de tres estudiantes, que fueron disueltos en ácido, en El Universal, el periodista Salvador García Soto, hace una crítica a l realidad que se vive hoy en día, y en es especial para la juventud que difícilmente encuentra espacios en los cuales pueda desarrollarse de manera positiva: “el ácido que carcomió y disolvió la humanidad de los cuerpos entonelados de tres estudiantes de cine en Guadalajara, es la misma sustancia venenosa y corrosiva que destruye lentamente a México y a su juventud. […]. Y en la total ausencia y abandono de un Estado ineficaz e incapaz de protegernos, con impunidad y ferocidad inhumana, nos están disolviendo como nación y como sociedad civilizada. México hoy vive en la barbarie de la violencia más cruel y descarnada. Jóvenes atrapados en las redes del narcotráfico que desaparecen, matan y disuelven los cuerpos de otros jóvenes; gobiernos y policías corrompidos, niños que sueñan con ser sicarios o crecen en el horror de una violencia normalizada, aprendiendo a esquivar balas en la escuela; madres que sueñan con volver a ver a sus hijos desaparecidos. […]. Presenciando esa violencia, azorada primero, escandalizada después, acostumbrada luego, hay una sociedad pasiva, inerte, que se horroriza y conmociona de vez en vez; que a veces sale a la calle a levantar la voz y exigir justicia, que grita harta, dolida de tanta violencia; pero luego se pierde en la vergonzosa indiferencia o en la obligada resignación por la falta de justicia y de respuestas. Luego, los políticos y gobernantes inservibles, incapaces, que sólo saben adjetivar el horror y la tragedia humanitaria que vivimos los últimos 12 años: ‘Lamento y condeno enérgicamente’… ‘mis condolencias a las víctimas’… ‘aplicaremos toda la fuerza del Estado’. Y atrás de ellos los candidatos en esta elección, más interesados y enfrascados en su lucha por el poder y ocurrencias. […]. Antes de morir, Jorge Carpizo dedicó sus últimos meses de vida a elaborar y compilar una Propuesta de 36 puntos sobre Seguridad y Justicia en Democracia, presentada por la Universidad Nacional Autónoma de México en marzo de 2012 y que planteaba la base para un gran ‘pacto político y social para hacer frente a la crisis de violencia en México’. […]. Algunas de esas propuestas son: diseñar un programa de política social que desarrolle modelos para ayudar a los consumidores de sustancias adictivas a aceptar su problema y solicitar tratamiento. Establecer programas que reconozcan la heterogeneidad de los jóvenes y contemplen foros para su expresión y su vinculación con la comunidad. […]. Generar un subsistema nacional de distribución y comercialización juvenil que propicie una cultura emprendedora entre ese segmento. Establecer una defensoría que oriente a los jóvenes, los asesore y proteja en los entornos familiar, escolar, civil, penal, laboral y administrativo. ¿Es mucho pedir que los candidatos presidenciales retomen las propuestas de la Universidad Nacional Autónoma de México y las integren a un pacto que suscriban todos para emprender ese urgente ‘rescate de los jóvenes’ de que hablaba Carpizo? Si su mezquindad y pequeñez se impone, tal vez sí lo sea”.
Limpia en la Auditoría Superior de la Federación
En el diario Reforma, su columna de trascendidos Templo Mayor, asegura que: “quién sabe qué tanto encontró David Colmenares al asumir la titularidad de la Auditoría Superior de la Federación, pues ya anunció que va a reestructurar el área de control de calidad y, ¡ojo!, que no permitirá que los funcionarios tengan negocios paralelos relacionados con su actividad. Así que, por lo pronto, en los próximos días se verá a más de uno hacer maletas en la Auditoría Superior de la Federación, pues se espera una buena renovación de cuadros… y no para decorar”.
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