Con actos vandálicos a las instalaciones del Estadio Azul y enfrentamientos entre la policía y los aficionados, acabó el encuentro entre leyendas de La Máquina y del América.

Tras el pitido final, un grupo de seguidores intentó acceder a la cancha, aunque la policía intervino para que no ocurriera, lo que originó los primeros roces; sin embargo, más tarde, en una segunda oleada integrada por cientos de personas, nada se pudo hacer para impedirlo.

A lo largo del terreno de juego y en las tribunas se dieron enfrentamientos, ante la mirada incrédula de los jugadores que permanecían, por lo que debieron ser desalojados para resguardarlos.

Superada la seguridad, algunos asistentes aprovecharon para hurtar artículos del exrecinto del Cruz Azul. Hubo quienes aprovecharon el desconcierto para retirar las redes de la portería, aunque lo más bochornoso fue ver a quienes retiraban partes del césped para llevárselo a su casa.

La policía tuvo que redoblar esfuerzos, ingresaron más elementos y así, poco a poco, acabó el problema. Los últimos aficionados en abandonar el inmueble lo hicieron cerca de una hora después de finalizado el partido.

Excélsior