Victorias coyunturales de Morena

Los candidatos de Morena a las gubernaturas de Puebla y Baja California, Luis Miguel Barbosa Huerta y Jaime Bonilla Valdez, mantenían una ventaja notoria contra los otros contendientes y eso prácticamente las garantizaba la victoria, pero más allá de ganar esas gubernaturas, Morena no fue la aplanadora que se esperaba y en las elecciones municipales […]

04/06/2019

Los candidatos de Morena a las gubernaturas de Puebla y Baja California, Luis Miguel Barbosa Huerta y Jaime Bonilla Valdez, mantenían una ventaja notoria contra los otros contendientes y eso prácticamente las garantizaba la victoria, pero más allá de ganar esas gubernaturas, Morena no fue la aplanadora que se esperaba y en las elecciones municipales no obtuvo resultados positivos.

Es más, al igual que en el pasado, la estrategia para ganar incluyó la compra de votos, la movilización de operadores de otras entidades hacia los estados en disputa, el utilizar los programas sociales para ejercer coerción en el voto de los beneficiarios.

Además de las elecciones para gobernador en Puebla –que fue extraordinaria por la muerte de la gobernadora Martha Ericka Alonso—, en Baja California estaban en disputa cuatro alcaldías: Mexicali, Tecate, Tijuana y Ensenada; en Mexicali iba ganando el candidato del PAN; Tijuana se inclinó por el candidato del PRD y Ensenada estaba en un proceso muy cerrado y aunque en las encuestas de salida Morena apareció con mayor intención de voto, al final la abanderada del PAN estaba en plena remontada.

En las elecciones municipales de Tamaulipas también llevaban delantera los candidato del PAN; en Durango, Durango, también el PAN se alzaba con la victoria y además estaba adelante en los dos municipios que forman parte de la región de La Laguna, Gómez Palacio y Lerdo.

Aguascalientes, capital del estado del mismo nombre, era otra de las ciudades donde Morena no tenía ventaja y era superada por los candidatos del PAN.

En estas elecciones destaca la marginalidad en la que quedó el PRI y sus candidatos, algo que puede establecerse como natural al considerar que en la mayoría de las entidades la pelea entre gobiernos estatales del PAN y los candidatos de Morena con sus respectivas alianzas y el PRI estuvo siempre en tercero o cuarto lugar como opción electoral, además que su dirigencia nacional está más ocupada en otros temas que en atender elecciones locales.

Pero también debe señalarse que la participación de Morena está inmersa en el uso de diversas triquiñuelas que seguramente van a derivar en demandas, particularmente por el uso de programas sociales de la Secretaría del Bienestar a favor de candidatos de Morena; como en el caso de Puebla donde se denunció que jóvenes participantes en el programa de apoyos a “Ninis” fueron obligados a acudir a eventos de Luis Miguel Borbosa.

En Aguascalientes, el diputado del Congreso de San Luis Potosí, Pedro César Carrizales, “El Mijis”, fue detenido por la Policía Municipal de ese municipio tras ser señalado como uno de los operadores de Morena que pretendían comprar votos, además de que iba acompañado de una persona armada.

Con lo anterior resulta evidente que a un año de la elección de Andrés Manuel López Obrador, cuando Morena arrasó en las elecciones federales y en varias elecciones locales, ya no es la fuerza arrolladora que todo ganaba; es verdad que luce mucho ganar la elección en Baja California –una gubernatura de dos años—y la de Puebla, donde la fuerza opositora, el PAN, se desarticuló tras la muerte de sus dos figuras centrales, Rafael Moreno Valle y su esposa Martha Ericka Alonso; pero también fue una maquinaria que en las elecciones municipales no mostró poderío ni ese punch que llegó a tener hace apenas un año.

Resulta evidente que la no presencia de la figura de Andrés Manuel López Obrador en el proceso electoral, tiene efectos en los resultados de la votación que no favorecen a Morena y esto porque la popularidad del Presidente de la República, si bien viene a la baja, sigue estando alta con el 64 por ciento de aprobación que manifiesta en las encuestas.

Pero también queda claro que la presencia de gobernantes con calidad moral y alta aprobación popular, como el caso de Aguascalientes y Durango, también incide en los resultados de los procesos electorales; si a eso se suma, una estructura electoral cohesionada y bien organizada, entonces Morena no se exhibe como la aplanadora electoral que llegó a ser hace un año.

Está más que claro: ninguna elección se parece y un partido político no puede quedarse estático pensando que los triunfos del pasado los repetirá en el futuro porque el electorado es exigente y sabe que con su voto puede castigar un mal gobierno e inclinarse por opciones diferentes, pero también puede premiar y refrendar lo que a su consideración se hace bien.

Rafael Cano Franco, es reportero y conductor de noticias, también preside el Foro Nacional de Periodistas y Comunicadores A.C.


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