Al fin una medalla para México
Río de Janeiro.- Guadalupe González se “echó para adelante” desde el primer instante de competencia y sentenció su segundo lugar en los últimos 50 metros, cuando la china Liu Hong se adelantó para quedarse con el oro en la prueba de 20 kilómetros. La mexicana, una chica de reacciones naturales, manoteó tras cruzar la meta […]
Río de Janeiro.- Guadalupe González se “echó para adelante” desde el primer instante de competencia y sentenció su segundo lugar en los últimos 50 metros, cuando la china Liu Hong se adelantó para quedarse con el oro en la prueba de 20 kilómetros. La mexicana, una chica de reacciones naturales, manoteó tras cruzar la meta y enseguida mostró un rostro combinado de satisfacción y enojo.
Acababa de convertirse en la primera mujer de nuestro país que sube al podio olímpico en marcha, pero como una competidora incansable estaba molesta de no llevarse el oro.
“Pelear 20 kilómetros fue para mí una gran satisfacción y en los últimos 50 metros fueron dos segundos… estoy muy contenta, al final se me fue (el oro), no pude, les debo un poco en el final, pero di el todo”, aseveró la mexiquense.
Guadalupe es una mujer de modales especiales, cada respuesta la concluye con un gracias y una sonrisa. Y también compite como los andarines de antaño, siempre al frente, como cuentan los abuelos que lo hacían Daniel Bautista, Raúl González o Ernesto Canto, todos campeones olímpicos y forjadores de la fortaleza mexicana en la marcha.
“Admiro la forma de competir de las chinas, las tres son muy fuertes, pero tenía que sacar la casta para seguir adelante, si me tronaba no pasaba nada porque sabía que al menos lo había intentado; si no lo intentaba me iba a sentir mal conmigo misma”, argumentó.
La pelea fue certera kilómetro a kilómetro; González plantó cara en solitario porque pronto las otras mexicanas Guadalupe Sanchez y Alejandra Ortega se quedaron rezagadas. En cambio, las tres chinas estaban en el grupo de adelante, incluida Liu Hong, que en mayo resultó dopada, pero fue suspendida sólo un mes para dejarle competir en Río y llevarse la corona, dos segundos por delante de la mexicana.
Guadalupe nunca se hizo menos “Un día como hoy es 90% mental y 10% físico, la mente puede hacer muchas cosas porque fue muy duro, en algunos momentos me sentía encajonada, como conejito. En algún momento sí sentí que estaba complicado, pero entonces recuerdas todo lo que has trabajado y no te da miedo intentarlo una vez más”, resumió.
La mexicana había soñado desde pequeña con llegar a Juegos Olímpicos, lo intentó en el boxeo pero le faltó peso, luego en las carreras atléticas hasta que se lesionó, entonces encontró la manera de rehabilitarse con la marcha y, desde ayer, de ganar una medalla olímpica.
Pero, a sus 29 años, el futuro presenta incertidumbres para Guadalupe debido a una lesión lumbar. “No sé qué sigue mañana, tengo que hacer una valoración médica para ver si puedo mantenerme en este nivel”, dijo Guadalupe, que sobre el circuito mostró un empeño atípico en los deportistas mexicanos de estos días.
“Un amigo me decía que el dolor es momentáneo, pero la satisfacción es para toda la vida, día con día trabajo y el resultado ahí está”, concluyó la del baño de plata con una tímida sonrisa.
Excélsior
