Espinosa va contra el tiempo

La clavadista Paola Espinosa festejó el 30 de abril como nunca antes. Acostumbrada a largas jornadas de entrenamiento en estas fechas, aprovechó la pausa a nivel global por el coronavirus para maximizar el tiempo junto a su hija, Ivana, y realizar actividades con ella que, a su vez, la llevan a recordar su propia infancia. […]

01/05/2020

La clavadista Paola Espinosa festejó el 30 de abril como nunca antes. Acostumbrada a largas jornadas de entrenamiento en estas fechas, aprovechó la pausa a nivel global por el coronavirus para maximizar el tiempo junto a su hija, Ivana, y realizar actividades con ella que, a su vez, la llevan a recordar su propia infancia.

“La estoy pasando muy bien porque esta cuarentena me ha servido muchísimo para convivir con mi hija. Con el ritmo de vida que llevaba ya cerca a los Juegos Olímpicos, con tantos entrenamientos tan largos y fuertes, todo el tiempo estábamos en la alberca, me había faltado esta parte”, expuso la bajacaliforniana en entrevista con Excélsior.

Sin embargo, la cuarentena también le ha traído retos a la doble medallista olímpica; fue precisamente en casa en donde recibió la noticia que modificó sus planes a futuro. Estaba disfrutando el tiempo libre con su hija cuando se enteró de que los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 se retrasaban un año debido a la pandemia.

“El hecho de que los Juegos se hayan aplazado fue un golpe súper duro para mí. No es lo mismo decir ‘faltan cuatro meses’ a decir: ‘falta más de un año’. Fue un golpe duro, me dolió, en mi cabeza hubo un cambio de planes de reestructuración de mi vida, de cosas que quiero hacer después del deporte”, externó la atleta de 33 años, quien estaba en preparación para su quinta justa helénica, en la que busca competir en trampolín de tres metros por primera ocasión en su carrera.

“Ya estaba muy encarrilada con Melany (Hernández); nos había ido bien, ganamos en la Copa del Mundo el pase a Tokio. Seguíamos dentro de las mejores del orbe, llevábamos un súper entrenamiento para competir y pelear por una medalla en Tokio en sincronizados y esta pausa me dolió. Vamos a tener que volver a empezar”, sentenció.

Éste será un nuevo obstáculo en el camino a Tokio para Paola. Y es que, después de Río 2016, tomó un descanso de los clavados para convertirse en madre, en 2017. Regresó a la fosa ese mismo año, pero dejó atrás la plataforma de 10 metros, desde donde saltó al bronce en Beijing 2008 (junto a Tatiana Ortiz) y a la plata en Londres 2012 (Alejandra Orozco).

Paola reveló que una de las grandes dificultades que encontró a su regreso a la competencia fue la actitud de algunos miembros del propio medio de los clavados.

“Lo que me sorprendió cuando regresé es que muchísimas personas de este mismo medio me decían, hasta en redes sociales, ‘mejor ya vete a cambiar pañales’. Era muy difícil el poder leer y escuchar estas cosas de la misma familia de los clavados”, aseveró.

Pero Paola utilizó aquellas críticas como motivación y entrenó arduamente pensando en una tercera presea helénica hasta que se vio obligada a parar por el coronavirus. Orgullosa de su trayectoria y de ser la primera mujer mexicana en obtener una medalla olímpica en clavados, Espinosa espera que termine la cuarentena para poder volver a disfrutar de su pasión y retomar el paso firme rumbo a su nueva meta de conseguir un metal desde el trampolín.

“Siendo un deporte de tanta historia siempre había medallas, pero sólo de hombres, entonces ser yo la primera mujer me llena de orgullo y sucedió porque yo lo creé, porque yo hice mi propia historia y me creé mi propio sueño. Y lo mismo ocurrió cuando me convertí en mamá: regresar y entrenar y tratar de ganar otra medalla también es porque yo quiero que sea parte de mi historia”, finalizó.

Excélsior


Compartir: