“Les cortaron las piernas”, la visión de dos veteranos
La nueva faceta de la división inferior del futbol mexicano, la cual no contará con ascenso durante al menos seis años y limitará el uso de jugadores mayores de 23 años, privará a muchos jóvenes de una mejor experiencia de formación. Javier Chuletita Orozco y Abraham Carreño jugaron en el Ascenso (Primera División A, en […]
La nueva faceta de la división inferior del futbol mexicano, la cual no contará con ascenso durante al menos seis años y limitará el uso de jugadores mayores de 23 años, privará a muchos jóvenes de una mejor experiencia de formación.
Javier Chuletita Orozco y Abraham Carreño jugaron en el Ascenso (Primera División A, en el aquel entonces) antes de tener sólidas carreras en la Liga MX, y habían encontrado de nuevo en el circuito de plata la oportunidad de extender dignamente sus carreras como futbolistas profesionales.
Orozco y Carreño ahora coinciden en sus opiniones.
“Cuando eres joven, jugar en una liga como era la Primera División A era una bendición”, explica Orozco, quien jugó tres años para Cruz Azul Hidalgo antes de consolidar su carrera en Primera División.
“Te encuentras con jugadores de mucha experiencia, que meten durísimo la pierna, que tienen la ilusión de volver a jugar en Primera. Realmente, cuando jugabas ahí la llegada a Primera ya no se te hacía tan difícil”.
Carreño también jugó un año con Rayados A antes de debutar con el Monterrey en octubre de 2008. Jugó siete años en Primera División y regresó por dos al Ascenso, luego al Puebla en 2018 y el torneo pasado, con Venados de Mérida.
“Yo no entiendo de qué desarrollo hablan”, señala Carreño.
“Hay Sub 15, Sub 17, Sub 20 y ahora otra liga de desarrollo para que los jugadores sigan enfrentado a los mismos de siempre. En Europa, un futbolista debuta en Primera desde los 18 años. ¿Aquí, a qué edad pretenden que se debute? ¿A los 24, 26? No tiene sentido”.
Orozco y Carreño tienen 32 años, y pese a la situación actual, ninguno está pensando en el retiro.
“Ahora mismo estoy tranquilo”, dice Orozco, quien tiene tres años jugando para el Tampico Madero, equipo propiedad de Grupo Orlegi, señalado como uno de los promotores de esta transformación.
“Yo me siento con capacidad para seguir jugando futbol, y si no encuentro la oportunidad aquí, en otra parte será”.
Carreño, quien ya probó suerte en el futbol de Guatemala, tampoco tiene miedo de seguir experimentando, aunque aún no tiene listas sus maletas: “La directiva de Yucatán ha sido muy seria y ahora mismo ellos están explorando todas las opciones antes de tomar una decisión sobre casa uno de nosotros”.
