Aunque sus números con la Selección Mexicana son mejores que los de sus antecesores, el colombiano Juan Carlos Osorio es una especie de necio al que, cuando le va bien, califican de genio incomprendido.

De sus primeros 47 partidos, Osorio ganó 31, empató nueve y perdió siete. En la eliminatoria de la Concacaf para Rusia 2018 dominó y en la Copa Confederaciones trató de tú al campeón europeo Portugal, pero fue insuficiente.

Osorio vive entre verdades a medias. Es blanco de dardos porque en 47 juegos ha comenzado con 47 alineaciones distintas y cambió de posiciones a varios jugadores.

Y después de 10 victorias seguidas, entre ellas un 1-0 ante Chile, campeón de América, el 18 de junio de 2016 los chilenos se vengaron con una goleada de 7-0 la Copa América. Ahí empezó una campaña para despedirlo.

Acaso el problema sea que Osorio y sus verdugos tienen una manera diferente de ver el futbol.

Por ejemplo, el día del sorteo de Rusia 2018 Osorio deseó estar en el grupo de Alemania, Argentina o España, y los de enfrente querían que el Tricolor jugara contra equipos de clase media para abajo.

Excélsior