En la década de los 30, aquellos años del México postrevolucionario y justo en la elección para gobernador de 1932 el recién estrenado Partido Nacional Revolucionario (PNR), fundado apenas tres años antes, en el 29 y que después será conocido como Revolucionario Institucional postula a José Ramón Valdez, su dirigente estatal como candidato a la gubernatura.

La decisión se tomó por la cúpula de la estructura local y pasó por alto las aspiraciones de un militar constitucionalista nacido en Tamazula, quien además de ser nombrado oficial mayor del PNR a nivel nacional había sido uno de los fundadores del partido y era considerado el candidato natural para esa elección.

Carlos Real Félix regresó entonces a Durango, dispuesto a renunciar al partido y convencido de que no participaría en la elección, los partidos de izquierda y derecha que no se habían sumado al PNR en el 29 tenían otros planes para él.

Formaron una coalición provisional que nombraron Partido Revolucionario Duranguense (PRD) con Real Félix como candidato a gobernador y en septiembre de ese año asumió el cargo hasta el 16 de diciembre de 1935 cuando el Congreso de la Unión determinó desaparecer los poderes en Durango.

Esto lo convirtió en el primer candidato en ganarle una elección estatal al PNR y en el primer gobernador de la alternancia en el estado ya que si bien es cierto la de 1932 era la primera elección en la que participaba el PNR en Durango, el estado ya era gobernado por militantes de ese partido.

En la página 25 del libro La desaparición de poderes en Durango en 1935, del cronista Javier Guerrero Romero se lee “En 1932 cuando José Ramón Valdez (…) fue designado como candidato, Carlos Real (…) se separó públicamente del PNR y encabezó una alianza opositora (…) presentándose a la elección de 1932 arrasando en las preferencias electorales de tal manera que hubo qué reconocer la primera derrota del (…) poderoso partido de Estado”.

Las coincidencias de la alternancia

Si es cierto que la historia se repite hoy sabemos que el ciclo político en Durango cambia cada 80 años y las coincidencias son pasmosas, primero porque ambos personajes, Carlos Real y José Rosas Aispuro Torres, virtual ganador de la elección este 2016, nacieron en las montañas de la Sierra Madre Occidental donde se ubica el municipio de Tamazula.

Para llegar al poder ambos políticos iniciaron su ascenso en el Partido Revolucionario Institucional, antes conocido como PNR y renunciaron después de no ser tomados en cuenta en un proceso electoral en el que se consideraban la opción natural.

Y por último, para ganar la elección local, ambos políticos duranguenses fueron impulsados por una coalición formada por fuerzas de izquierda y derecha, en el último caso el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD).

Proyectos y prioridades de la alternancia

Para el historiador Javier Guerrero el periíodo de gobierno de Carlos Real ha sido poco explorado precisamente por tratarse de un gobierno de oposición, sin embargo, Carlos Real sentó las bases para una educación social en Durango con la creación de escuelas públicas, así como centros de salud en comunidades del interior del estado y en la propia capital.

La conectividad fue otra de sus prioridades ya que durante su gobierno planteó la construcción de las primeras carreteras asfaltadas, Javier Guerrero continúa “él empieza a construir la carretera a Nombre de Dios con visos de llevarla a Zacatecas y conectarla a la carretera nacional, él inicia la construcción de la carretera a Torreón, qué originalmente se llama carretera Francisco I. Madero”.

Otros proyectos del también general son la carretera de Gómez Palacio a Durango, que en su gestión llega hasta Nazas, la carretera a Canadá, qué luego se sigue hasta Santiago Papasquiaro y la carretera a Mazatlán, además de la creación del aeropuerto comercial.

En el caso de Rosas Aispuro el panorama, en opinión del economista German Oyosa es positivo en la medida que el nuevo gobernador logre crear un binomio de cooperación con los duranguenses, de lo contrario el crecimiento y la industrialización de Durango seguirán como sueños lejanos.

El problema viene de lejos e inició cuando se construyó el libramiento carretero que va de San Luis Potosí y entonces la carretera panamericana qué convertía a Durango como paso obligado hacia Ciudad Juárez quedó en desuso restando ingresos por turismo de paso a la capital.

Otro factor que precipitó el hundimiento económico del estado en primer lugar fue el hecho de que la industria cinematográfica que sostenía a buena parte de la población fue desapareciendo de manera paulatina sin que los gobiernos hicieran nada para suplir esas ganancias, una vez que ya no se tenían.

Entonces los negocios se concentraron principalmente en las familias de abolengo, que ya tenían recursos para impulsar proyectos como restaurantes, hoteles y en general cualquier actividad que el mercado requiriera.

Al decaer la actividad económica la responsabilidad de generar empleo recayó en el gobierno, algo que se mantiene hasta nuestros días cuando el 95 por ciento de la actividad económica está ligada al presupuesto.

Oyosa atribuye el atraso económico del estado, con respecto a otras entidades del norte del país a tres factores principales: La falta de conectividad, la mala planeación económica de los gobiernos y lo conservador de su sociedad.

Casi sonríe mientras dice “Durango siempre ha sido muy religioso, en extremo y por tal motivo cuando hay evolución evoluciona también la sociedad pero si evoluciona la sociedad necesitamos aceptar cambios de tipo social que regularmente la religión va más atrás, muy atrás, hay que aceptar que los ciudadanos de Durango son de corte conservador”.

En conclusión, el economista asume que el virtual ganador de la elección de este 5 de junio recibe un estado con una deuda equivalente al 57 por ciento de sus ingresos, que no genera Producto Interno Bruto (PIB) suficiente, sin industria y con un crecimiento anual de apenas el 1.9 por ciento.

Además del tema económico, el delegado de la Red de Profesionales en Seguridad Pública, José Antonio Serrano González marca una agenda urgente en el tema de seguridad, que incluye temas como derechos humanos, profesionalización de los elementos de policía y depuración de las agrupaciones.

“Los ciudadanos esperamos un giro de 180 grados respecto a las condiciones que nos deja el gobierno saliente, sobre todo en el tema de derechos humanos y brutalidad policial, se dice que cada tercer día hay una queja en la Comisión Estatal de Derechos Humanos en contra de elementos de la DEI (Dirección Estatal de Investigación)”.

La expectativa para los primeros 100 días del nuevo gobierno incluyen acciones encaminadas al respeto a los derechos humanos, respeto al debido proceso, la creación de protocolos de atención a grupos vulnerables, qué las acciones no dependan del presupuesto, es un asunto de voluntad, implementar acciones para erradicar la corrupción policial, profesionalizar a los elementos y depurar las corporaciones e iniciar con el uso de nuevas tecnologías para el desempeño de labores de seguridad.

100 días de luna de miel

Ante este escenario el director del Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad Juárez del estado de Durango (UJED) señala que según una teoría en Ciencia Política el nuevo gobierno tendrá 100 días de gracia, en los que los ciudadanos esperan respuestas a los problemas más urgentes.

El problema dice, es que cada grupo social espera una respuesta distinta y es prácticamente imposible rebasar las expectativas de cada uno, incluso de aquellos que apoyaron su llegada al poder y mientras estados como Nuevo León o Veracruz esperan acciones concretas de combate y los candidatos ganadores se comprometieron directamente a investigar a sus predecesores a la corrupción, en Durango el discurso se ha ido diluyendo.