Se han apropiado del género que los reclama, se han apropiado incluso de ideas y términos que escuchamos como parte del discurso político y redentor que se opone a la hetero normatividad. Se han lanzado contra un sistema que no tolera comportamientos divergentes. Los personajes del documental Salir (2016), a través de la descripción de su propia biografía abanderan a una minoría.

Dirigido por Luis Villalobos, este filme de corta duración es resultado de una iniciativa de la revista Time Out México. Presenta a cuatro personas trans de la Ciudad de México y su historia de vida contada de viva voz por su protagonistas: las transmujeres Victoria Altair (ingeniera en audio) y Jessica Durán (estudiante de derecho) y los transhombres Thair Martínez (artista plástico) y un hombre anónimo de 42 años.

El corto está disponible en línea y durante varias semanas ha circulado por varias salas y foros de exhibición. Este jueves 2 de junio a las 11:00 se podrá ver en el foro de la Universidad de la Comunicación.

El transgénero se refiere a personas que se identifican con o viven como el otro género, y que pueden no haberse sometido a tratamientos hormonales u operaciones de reasignación de sexo, nos dice una teórica fundamental dentro del debate sobre género y sexualidad como lo es Judith Butler.

Esto significa que se trata de personas que asumen una postura acerca de las normas de género y todo aquello que se supone engloba una vida ‘normal’. Hablamos pues de personas que ejercen una autonomía ante el esquema hegemónico de la hetero-sociedad.

En Salir, sorprende el grado de autoconciencia sobre el propio estatus disidente de estos personajes a cuadro. Son personas que han racionalizado lo suficiente sobre su propia condición, al grado que los hace pasar como seres interesantes ya no solo por lo que nos confiesan sino también por cómo son capaces de interpretar su vida y todo aquello que la ha determinado.

Victoria nos cita a Michel Foucault al tiempo que nos cuenta que su madre buscó corregir sus ‘raras’ inclinaciones una vez que lo sorprendió con ropas de mujer siendo todavía niño. Jessica nos recuerda que un derecho legislado no es sinónimo de derecho ejercido, al referirse a la Ley de identidad de Género vigente en la Ciudad de México.

Thair no repara en platicar que en su infancia gozaba de los caballazos y las fuercitas, y cualquier otro jueguito vinculado con los varones, pero que el misterio e indefinición de su identidad sexual le acarreó también soledad y menosprecio de los otros. Mientras que el personaje anónimo de esta cinta, nos aclara justamente que prefiere la anonimia ante la ceguera de esta sociedad que no tolera la diferencia; y que nos obstante sabe que la niña que un día fue estaría orgullosa del hombre que es ahora.