“Un pequeño favor”, mujeres de poca confianza

Aunque en apariencia son polos opues­tos, ambas, de una u otra forma, son letales y de poca confianza. Así, son Stephanie Smothers y Emily Nelson; la primera es una madre vlogger, con un título universitario en literatura y algo insegura, y la segunda, una mujer sofistica­da y frontal, con aversión a ser retratada. Ambas entablan […]

28/09/2018

Aunque en apariencia son polos opues­tos, ambas, de una u otra forma, son letales y de poca confianza. Así, son Stephanie Smothers y Emily Nelson; la primera es una madre vlogger, con un título universitario en literatura y algo insegura, y la segunda, una mujer sofistica­da y frontal, con aversión a ser retratada.

Ambas entablan una amis­tad y lo que sería un “pequeño favor” —Stephanie debe cui­dar al hijo de Emily— se con­vierte en un cuento truculento con toques de comedia.

Un pequeño favor es un fil­me protagonizado por Blake Lively y Anna Kendrick, y di­rigido por Paul Feig, quien vuelve a contar una historia de mujeres, basándose en la novela homónima.

Aunque con un mensaje de empoderamiento confuso, para Kendrick era importante enfatizar que la profesión no necesariamente está peleada con la maternidad.

“Hay una línea en la cinta en la que Stephanie habla de su nivel académico, tiene un título en literatura ‘pero eso fue antes de convertirme en madre’— dice—, eso se me hace tan desdeñoso: fomen­tar esa idea de que una vez que has tenido un bebé eso no importa y sólo estás hecha para ser mamá. Creo que es porque Stephanie es una es­pecie de robot, está un poco alejada del mal ambiente a su alrededor, en cierto modo no se siente como un miembro de la sociedad, porque diga­mos que nada a su alrededor funciona, por eso está hacien­do manualidades o cocinando en un vlog. Está haciendo la­bores que se piensan que son domésticas y femeninas, eso muchas veces es engañoso, porque yo no soy mamá, pero tengo una madre y creo que ella es maravillosa. Creo que, en efecto, cada vez que estás tratando de hacer algo bueno, de repente hay gente mala le­che (…) lo cual es muy triste”.

La moda es un modo de expresión para Lively, y esto permea a su personaje que, gracias a la ropa, se vuelve un camaleón con un look mascu­lino. El origen de este aspecto surgió gracias al director.

“Para mí fue interesan­te, porque cuando tuvimos el primer encuentro con Paul me dijo: ¿cómo crees que se ve? Normalmente tienes ese tipo de conversación después con el diseñador de vestuario, y al final me dijo: sólo quiero saber cómo crees que se ve, porque al final su vestuario es como un personaje más para ella, puesto que el modo en el que se puede esconder y tener varias vidas a la vez es cambiando looks, así se vuel­ve irreconocible. Así que una vez que vi a Paul y vi que se vestía bien, decidí vestirme como él, lo cual sue­na súper extraño. Es el mejor gusto para vestir que jamás haya tenido”, señaló.

Con varios giros de tuerca en la trama la relación de es­tos personajes es poco orto­doxa, sobre todo, si se habla de una amistad.

“Creo que es una amistad de un modo u otro; creo que cada una reconoce cualidades en la otra, por lo que ambas llegan a respetarse en cierta manera”, aseguró.

Además, uno de los mo­mentos climáticos en el filme es cuando ambas se besan. Para el realizador, esto obe­dece a la soledad y el aprove­char las armas que se tienen en la vida para subsistir.

“Creo que es el momento que define a la cinta, porque ya viste sus personalidades bien definidas: Stephanie está desesperadamente sola, mueren por validación y por afecto, de quien sea, debi­do a todo lo que la vida les ha quitado. Emily es una sobre­viviente, su sexualidad es su arma, la usa cuando quiere, pero no significa nada para ella”, explicó.

Al igual que con Damas en guerra, el reboot de Los Cazafantasmas o Armadas y peligrosas, Feig vuelve a con­tar historias de mujeres. “Me gustan las historias sobre las mujeres, siento que hay mu­chas historias sobre hombres, y los retratos de las mujeres no han sido tan tridimensio­nales como me gustarían. Así que me he dedicado a contar historias de mujeres que de­bieron haber sido contadas hace mucho tiempo”, enfatizó el realizador.

Sus actrices no pueden estar más contentas con el resultado y, sobre todo, con la visión que el director tuvo sobre sus persona­jes y la historia.

“Ésta fue una cinta que se hizo con fe, por­que era un thriller y comedia; se tuvo que conectar con los personajes”, señaló Blake.

Excélsior


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