El gran problema educativo

México tiene deficiencias serias en su sistema educativo y es por demás evidente no se preparó para un inicio de clases virtuales, lo anterior tiende a agravar las desigualdades existentes y exhibe lo incierto de la calidad educativa; el problema es estructural y tiene como factores que lo agudizan las diferencias económicas en la población, […]

11/08/2020

México tiene deficiencias serias en su sistema educativo y es por demás evidente no se preparó para un inicio de clases virtuales, lo anterior tiende a agravar las desigualdades existentes y exhibe lo incierto de la calidad educativa; el problema es estructural y tiene como factores que lo agudizan las diferencias económicas en la población, las políticas educativas inciertas, la calidad del magisterio y la falta de acceso a las nuevas tecnologías educativas cuya promoción no han sido prioridad para los gobiernos en turno.

Hay que decirlo con toda claridad, el problema educativo en México no se generó en el sexenio actual, pero tampoco se tomaron las medidas preventivas para enfrentar una situación de distanciamiento social que va a mantener las escuelas vacías, con un ciclo escolar en pleno a partir del 24 de agosto.

Si bien el debate actual se centra en si la conectividad será suficiente y los niños tendrán acceso a las plataformas digitales o si las señales de televisión tendrán la cobertura plena para llevar sus clases a distancia ante la imposibilidad de hacerlo en plataformas digitaes; la realidad es que se debe entender que en México la educación es insuficiente, desigual y su calidad incierta porque se carecen de elementos de medición e información.

Estos problemas estructurales tienden a profundizarse entre más elevado sea el nivel escolar, pero también incide la región geográfica, según cita el informe Diagnóstico del Derecho a la Educación presentado por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

Las cifras que aparecen son del 2108, pero siguen vigentes dado que el gobierno federal actual no ha determinado cambios trascedentes en las políticas educativas de México.

La educación es insuficiente porque de la educación secundaria a la media superior se pierden 2 millones de alumnos matriculados en las escuelas públicas; hacen falta docentes porque el 25 por ciento de las plantillas de maestros en primaria y secundaria están incompletas.

Cada profesor de primaria debe atender a 34 alumnos en promedio, pero la media para los países que pertenecen a la OCDE es de 13 por cada docente, es decir estamos 2.7 veces por encima de ese promedio; el 20 por ciento de los alumnos no tienen inmuebles adecuados; en la educación primaria el 60 por ciento de las escuelas no cuentan con computadoras e internet para sus alumnos, lo cual se suma y agrava el problema de la conectividad; de nada sirve tener conectividad si no tienes la computadora para usar internet.

Tenemos una tasa de escolaridad en primaria del 98.4 por ciento, que es muy alto, pero se reduce al 62 por ciento en preparatoria, es decir que del paso a secundaria y bachillerato se pierde al 36.4 por ciento de los alumnos.

En cuestión de desigualdad educativa, la situación no mejora, en este aspecto impactan las brechas sociales, pero también la región donde se vive. El acceso a la educación para grupos considerados vulnerables, particularmente en las zonas rurales, es menor.

En los cursos de educación básica el plan de estudios no considera a las personas con discapacidad y ni tampoco las que hablan alguna lengua indígena.

En México, 14 niños y jóvenes en pobreza extrema por ingresos no asiste a la educación obligatoria; el 30 por ciento de los alumnos abandona la escuela por falta de dinero. los estudiantes con padres que concluyeron estudios superiores de educación son los que obtienen los mejores resultados académicos y los hogares con mayor ingreso económico presentan el mejor desempeño en actividad escolar, una tendencia que se va a reforzar en la situación actual.

La educación también es de baja calidad. Según la prueba PISA (Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes), los mexicanos tenemos una puntuación por debajo del mínimo en las áreas fundamentales de la educación: matemáticas, ciencias y comprensión de lectura; estamos en los últimos lugares, con uno de los peores puntajes, de los países miembros de la OCDE.

Apenas el 20 por ciento de los alumnos tienen un desempeño sobresaliente en matemáticas y en todos los niveles educativos, el 34 por ciento de los estudiantes tiene conocimientos insuficientes en lectura y comunicación escrita.

El 30 por ciento de los profesores no tienen título de estudios superiores; el 40 por ciento de los maestros y maestras no concluyó los programas de capacitación; el salario de los maestros de primaria es un 33 por ciento más bajo que el promedio de la OCDE.

Apenas el 20 por ciento de los alumnos tienen un desempeño sobresaliente en matemáticas.

Con todos estos datos estadísticos y las fallas en la calidad educativa preexistente, los nuevos procesos y sistemas a utilizar amenazan con agravar las diferencias, pero también otros aspectos del desarrollo social y económico de México.

Una buena educación impacta en la alimentación, la salud y fomenta la no discriminación, gozar del derecho a la educación hace crecer la probabilidad de acceder a otros derechos como el del trabajo, la cultura y el cuidado del medio ambiente; pero además, la educación es una las vías más efectivas para lograr que las brechas de desigualdad se cierren porque garantiza los derechos sociales a grupos vulnerables.

Mucho de esto no es un problema generado en el gobierno actual, pero es por demás evidente que nada se hizo en sus dos años de tránsito para ir mejorando y con las condiciones actuales, sin preparación ni prevención, todo se va a agravar.


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