Lo que el Presidente no dice

Como parte de su segundo informe de gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador empezó a promocionar los “logros” de su gobierno a través de la difusión de spots donde señala lo que su gobierno ha venido realizando en los dos años de gestión. Sean verdades a medias o mentiras completas, el presidente López Obrador […]

31/08/2020

Como parte de su segundo informe de gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador empezó a promocionar los “logros” de su gobierno a través de la difusión de spots donde señala lo que su gobierno ha venido realizando en los dos años de gestión.

Sean verdades a medias o mentiras completas, el presidente López Obrador habla de aquello que le conviene y lo presente de acuerdo a su muy particular estilo, son “sus datos” que no necesariamente tienen concordancia con la realidad.

Como es evidente el Presidente no va tocar aquello que le afecta o lo que “le duele” a su gobierno porque eso significa aceptar que se han cometido omisiones, que se ha fallado o que hay aspectos donde simple y llanamente han fracaso.

Uno de esos aspectos que no va a tocar es el de los muertos en México: los que se suman a diario por la pandemia y los que se acumulan por el crimen organizado.

Hasta el 30 de agosto el número de personas que perdieron la vida por Covid-19 asciende a 64 mil 158 mexicanos, mientras que el número de asesinatos dolosos ya rebasó los 60 mil en los dos años de gobierno.

Entre los muertos por Covid-19 y los asesinatos dolosos suman 124 mil 228 personas, la cifra por sí sola es escandalosa y representa la gran pifia que se ha cometido en materia de salud y en seguridad pública, dos sectores donde el gobierno federal viene de fracaso en fracaso.

Solamente para poner en contexto lo impactante de la cifra traigamos a la memoria que en la guerra del Golfo Pérsico, durante la ofensiva terrestre que duró cien horas, murieron entre 100 mil a 120 mil soldados iraquíes, mientras que los muertos de las fuerzas aliadas se calculan en 343; de esos, 145 murieron en acciones bélicas y el resto en accidentes.

Si tomamos los 120 mil soldados iraquíes como la cifra oficial de muertos y le sumamos los 343 de los aliados, tenemos que en esa acción bélica perdieron la vida 120 mil 343 personas.

En México ya superamos esa cifra con 3 mil 885 muertos, pero se siguen acumulando, de ese nivel el grado de indolencia y el fracaso en dos temas tan sensibles para la sociedad, pero también determinantes para la economía, la inversión y la paz social.

En lo referente a la pandemia, el gobierno dice haber hecho todo lo necesario para contener la pandemia y de alguna manera ahora pretenden culpar a los ciudadanos de haberse infectado con el virus y fallecer por esa causa.

El gobierno federal se negó a hacer pruebas, en América las estadísticas indican que por cada 100 mil habitantes solamente se realizan mil 44 pruebas, el promedio de 20 países del continente es de 11 mil 875 pruebas, siendo Estados Unidos (22 mil 855 pruebas), Canadá (14 mil 465) y Chile (12 mil 715) los que más hacen pruebas.

Honduras con (1,570 pruebas por cada 100 mil habitantes), Guatemala (1379 pruebas) y México con 1,044 son las tres naciones del continente que menos importancia le dieron a las pruebas para detectar contagios y eso simplemente indica el grado de desprecio que se le dio a la prevención y a las medidas de contención de la pandemia.

Lo cierto es que nunca existió una estrategia clara y bien definida que orientara el actuar de los ciudadanos; el gobierno se dedicó a mandar mensajes contradictorios y la pandemia se atendió con prioridades políticas y no científicas.

En materia de seguridad pública también se falló; la política pública de “abrazos no balazos” solamente incentivó las matanzas a sabiendas que el Gobierno no respondería a las bandas de crimen organizado.

La estrategia de seguridad pública fue no hacer la guerra a las bandas criminales para evitar el derramamiento de sangre y bajo esa óptica se liberó a Ovidio Guzmán, no se enfrentó a los narcos y se les dio vía libre para disputar territorios que terminaron por ensangrentar regiones del país.

La timidez del gobierno para combatir a los cárteles de la drogas, justificándose en la falacia de mantener la paz, solo generó sangre en las calles; olvidaron que para lograr la paz es necesario ir a la guerra.

El fracaso en salud lo pudo evitar, el fracaso en seguridad pública también se pudo evitar, pero optaron mejor por justificar y ser pasivos, la inacción generó que fueran rebasados al grado que ambos temas ahora son crisis.

Y ni que decir de la economía, pero como dicen por ahí, esa es otra historia que termina igual de mal.


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