¿A qué viene el Papa Francisco a México?

Sigue de moda el circo romano Es muy difícil no recurrir a pensar en las teorías conspiratorias en un país en el que todo sale mal o al revés del resto del mundo, en el que todo es posible. Intentar entender a México desde la razón es imposible porque nuestro país se entiende desde lo […]

11/02/2016

Sigue de moda el circo romano

Es muy difícil no recurrir a pensar en las teorías conspiratorias en un país en el que todo sale mal o al revés del resto del mundo, en el que todo es posible. Intentar entender a México desde la razón es imposible porque nuestro país se entiende desde lo más absurdo. Salvador Dalí lo dijo en su estancia en nuestro país: “De ninguna manera volveré a México… No soporto estar en un país más surrealista que mis pinturas”

Al hablar de teorías conspiratorias, aunque quizá para algunas personas les pueda parecer una “chaira” (neologismo usado por las élites para llamar a todo aquel que se encuentre inconforme con el gobierno, el sistema y el estado) por ver a todo este asunto de la visita a México del Sr. Jorge Mario Bergoglio, conocido como el Papa Francisco, como otra de las cuantas cortinas de humo que el gobierno del PRI y su ilustre presidente están montando para desviar nuestra atención de los problemas reales de nuestro país.

Hago este juicio porque si nos remitimos al uso de la cortina de humo, como técnica consistente en despistar de una noticia o situación incómoda mediante la creación de otra artificial, que ofrezca gran espectáculo. Las televisoras se preparan para hacer de la visita papal un reality “La Rosa de Guadalupe” versión despiste de ingenuos.

Aclaro que no estoy en contra de que visite nuestro país el máximo representante del catolicismo, si yo misma soy una católica por imposición.

Pero si la cancillería mexicana declaró que la visita del Papa Francisco es de carácter oficial, dado que México y la Santa Sede mantienen relaciones diplomáticas desde septiembre de 1992 y el Papa Francisco recibirá el tratamiento protocolario correspondiente a su investidura como Jefe de Estado, cómo tal en un estado laico como el nuestro, todo el circo mediático que remite a nuestra más profunda cursilería, está de más. Porque el problema no es de los mexicanos contra un ser ontológico, sino del pueblo contra un gobierno corrupto e insensible a las demandas y necesidades como mexicanos.

Entonces si nos hará una visita como jefe de estado el Episcopado Mexicano debería ser más cauto en sus declaraciones y dar al César lo que es del César:  “Estamos seguros que la presencia del Santo Padre nos confirmará en la fe, la esperanza y la caridad, ayudará a la Iglesia a seguir adelante en la misión permanente, y alentará a creyentes y no creyentes a comprometernos en la construcción de un México justo, solidario, reconciliado y en paz que haga posible a todos un desarrollo integral, respetuoso del medio ambiente” ¿Entonces viene como jefe de estado o como figura espiritual?

Si viene como cabeza de la madre iglesia a consolar al pueblo menor de edad maltratado por un padre ingrato y cruel y al cual solo le queda confiar en la justicia de Dios ¿Cómo puede el pueblo confiar en un pastor de la iglesia universal que el año pasado perdonó a los Legionarios de Cristo por los abusos perpetrados en contra de infinidad de menores?, ¿Cómo se puede confirmar la fe, la esperanza y la caridad?

Francisco, el llamado “Papa progresista” se había distinguido por la promoción de que los divorciados vueltos a casar pudieran recibir la comunión o la aceptación de la iglesia de los homosexuales.

Este Papa que acusó a su cuerpo cardenalicio de conservadores por promover “una agenda por encima de la misericordia”, dobló las manos al otorgar una indulgencia a favor de una de las alas más ricas,  oscuras y corruptas del catolicismo mundial.

Los “Millonarios de Cristo” cumplieron 75 años el pasado 3 de enero y lo celebraron con gran jubileo por la indulgencia papal. Una indulgencia consiste en una remisión de las penas temporales por los pecados ya perdonados que el pecador debería purgar en la vida presente o en la futura antes de poder entrar en la plena comunión con Dios en el cielo. ¿Borrón y cuenta nueva de los pecados cometidos contra todos los menores abusados y a los cuales su psique no les concederá jamás una indulgencia?

Elio Masferrer, quien preside la Asociación latinoamericana para el estudio de las religiones, se refiere a Marcial Maciel como uno de los problemas más graves del catolicismo. Maciel fue un impresentable, un criminal y es el paradigma de una iglesia corrupta, alejada de los feligreses.

No es fortuito que este año electoral nos visite el Papa Francisco. Si alguien sabe de intrigas maquiavélicas es la Santa Iglesia de Roma.

La iglesia universal desde sus inicios ha sido seducida por el poder y el dinero.

Cuando le ha convenido intriga, calla o se disfraza de cordero o ¿Ya olvidamos a Alejandro Borgia, a Pío XII y a Juan Pablo II? Y es que a mi conciencia y a mi memoria no le he podido conceder una indulgencia, por mucho que me repita que la felicidad es la medida de la estupidez.

En un país en el cual existe la creencia que “debemos cargar nuestra cruz” y en el que cantamos y aguantamos el circo que nos ofrecen entre delincuentes, figuras del espectáculo y políticos corruptos ¿Cómo podíamos no incluir a la curia de Roma?

Estimados lectores, el Estado Mexicano, al igual que el Estado Vaticano tienen un interés en común: el abuso de la gente sumida en la pobreza material e intelectual.

Maciel ya lo dijo: “no hay mejor negocio que los pobres”. No por nada los países menos desarrollados del mundo son en su mayoría católicos.


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