¿Por qué hay violencia en el hogar?

Uno de los temas siempre vigente dentro de la sociedad es la violencia de género, invariablemente ha existido y así seguirá. Es un fenómeno complejo dado que intervienen diversos factores en su desarrollo. Un hombre que ejerce violencia sobre su pareja o sus hijos, tiene varias motivaciones. Entre ellas se encuentran ideas estereotipadas sobre el […]

15/02/2016

Uno de los temas siempre vigente dentro de la sociedad es la violencia de género, invariablemente ha existido y así seguirá. Es un fenómeno complejo dado que intervienen diversos factores en su desarrollo. Un hombre que ejerce violencia sobre su pareja o sus hijos, tiene varias motivaciones. Entre ellas se encuentran ideas estereotipadas sobre el género, las creencias sobre la validez del uso de la violencia. Estas creencias  están presentes en la Violencia Instrumental y en la Violencia Expresiva.

La Violencia masculina se define como un acto u omisión, único o repetitivo, cometido a un miembro de la familia en una relación de poder. Es simultáneamente instrumental y expresiva.

El carácter de la violencia instrumental reside en que es un método de control social y en ese sentido, una estrategia de intimidación al servicio de la dominación, una estrategia que el hombre conscientemente elige desde su posición social.

En el sistema patriarcal, los hombres están asentados en sistemas sociales de poder que les brindan privilegios por el solo hecho de ser varones, situación que interiorizan y utilizan ante las crisis subjetivas relacionadas con los conflictos y las deferencias que ocurren en sus relaciones familiares (esposas e hijos). Lo que significa que la violencia guarda una relación importante con las crisis que atentan contra la identidad genérica o de “autoridad”, ante las cuales se realizan las prácticas de abuso que mantiene el orden dominante de género. Por ello el acto violento es un instrumento al servicio de cierta lógica y orden sociales.

En su sentido expresivo, la violencia puede ser entendida como una experiencia regresiva, relacionada con la historia de vida y experimentada como un sentimiento de “perderse”, que se produce de forma paralela al sentido instrumental.

La expresión del malestar psicológico que se realiza en el acto violento, que ocurre antes o durante los conflictos de pareja y familiares, se dirige a expulsarlo del propio sujeto. Esta violencia expresiva (emocional, reactiva u hostil) se caracteriza por conductas violentas, realizadas impulsivamente y motivadas por sentimientos de ira y rabia y usualmente se dirige hacia quienes tienen menos poder, es decir, hacia quienes se cree que son inferiores por razones de género o edad. De esta manera se pueden considerar los actos violentos en las relaciones familiares como una manifestación sintomática que sintetiza dos tensiones relacionadas con el malestar, social y personal (psicológico).

Por otro lado, de acuerdo con Bronfenbrenner, existe un modelo explicativo del desarrollo humano que denomina MODELO ECOLÓGICO en el cual plantea la interacción de un sujeto activo en permanente desarrollo con distintos ambientes, entendidos como sistemas.

Este modelo concibe un conjunto de estructuras en diferentes niveles, en donde cada uno de ellos contiene al otro. El nivel más interno de estas estructuras lo forman los entornos inmediatos que contienen a la persona en desarrollo y se llaman microsistemas (familia, escuela, trabajo, barrio).

En el siguiente nivel se sitúan las relaciones entre dos o más entornos inmediatos de la persona en desarrollo y en los que actúa activamente, los que formarían el mesosistema.  En el tercer nivel se sitúan los entornos donde la persona no está presente de forma activa, pero es influida por ellos y es el exosistema.  Y en el cuarto nivel se encuentran los factores socioeconómicos y culturales más amplios en los que se desenvuelve la persona y todos los individuos de su sociedad, esto constituye el macrosistema.

Desde el punto de vista del microsistema, se plantea que la violencia refleja dificultades en el control de los impulsos y un estado emocional de activación fisiológica desagradable inducido por una frustración ambiental, o por una interpretación sesgada del comportamiento de los demás, aquí el hombre es violento de manera impulsiva, puede sentir una gran tensión interior que posteriormente va seguida de una sensación de liberación y más tarde por sentimientos de culpa y de arrepentimiento.

Numerosos  hombres que ejercen violencia contra su familia, han expresado graves sentimientos de frustración y enojo sobre todo por no cumplir con la expectativa social de ser buenos proveedores, de no contar con un trabajo bien remunerado a pesar del esfuerzo realizado, de no poder brindar las condiciones adecuadas para que su familia o él mismo tengan acceso a un buen sistema de salud, vivienda, ocio, educación, entre otras.

Por tales circunstancias, aunque existiera algún tipo de intervención psicológica para que disminuya la violencia, no sería suficiente, ya que el contexto social no se modificaría, debido a que no desaparecerían las causas que dan origen a la conducta violenta.


Compartir: