A propósito de la agresividad
La Agresividad es cualquier forma de conducta física o verbal destinada a dañar o destruir, al margen de que se manifieste como hostilidad o como medio calculado para alcanzar un fin. Existe una forma de agresividad como respuesta adaptativa, ya que es un elemento vital del comportamiento de cualquier especie incluyendo al ser humano como […]
La Agresividad es cualquier forma de conducta física o verbal destinada a dañar o destruir, al margen de que se manifieste como hostilidad o como medio calculado para alcanzar un fin.
Existe una forma de agresividad como respuesta adaptativa, ya que es un elemento vital del comportamiento de cualquier especie incluyendo al ser humano como auto conservación. La agresividad “normal” se manifiesta cuando existe una situación amenazante, aquí la agresividad está en consonancia con la naturaleza de la situación amenazante, es decir, el grado de agresividad es directamente proporcional al entorno amenazante. Cabe mencionar que la sociedad nos marca de alguna manera la pauta de las formas “aceptables” de agresividad y cuando un individuo se sale de éstas, se dice que realiza actos socialmente inaceptables y ya entraríamos en materia de infracciones o delitos.
La especie humana es la única que presenta actos intencionales perjudiciales contra otros individuos de su propia especie y en este caso estamos hablando de agresividad como respuesta NO adaptativa, ya que el objetivo es causar daño.
¿En qué situaciones se producen conductas agresivas? La emoción de ira o agresividad se suele disparar ante situaciones que el individuo vive como amenaza personal, cuando hay un riesgo de sufrir una agresión, ante un desafío o cuando existe pérdida de control sobre una situación. En base a lo anterior ocurre una evaluación cognoscitiva de la situación de riesgo y aparece un impulso agresivo que se plasma en una serie de patrones de conducta dirigidos a causar daño a un elemento concreto del entorno.
Sin embargo esta capacidad de respuesta varía de una persona a otra, ya que hay muchos factores que influyen para que esa persona manifieste rápidamente o no, los comportamientos agresivos, son los llamados factores moduladores. Hay individuos que son capaces de inhibir la respuesta agresiva, mientras que otros son agresivos ante el menor desafío. Estos individuos son incapaces de frenar la aparición de una emoción de ira o agresividad ante un estímulo neutro o que no desencadenaría una respuesta violenta en el común de las personas. Tienen escasa conciencia de lo inadecuado o desproporcionado de la respuesta en el momento en que se está experimentando la emoción agresiva. Presentan una imposibilidad de realizar una correcta evaluación de las consecuencias de los actos iniciados en el momento en que dura la emoción agresiva, existen dificultades para frenar la respuesta violenta y en algunos casos hay sentimientos de culpa una vez terminada la respuesta emocional.
La agresividad se clasifica en dos amplias formas: Heteroagresividad (agresividad dirigida hacia el medio) y Autoagresividad (agresividad dirigida contra uno mismo).
En relación a la gravedad de la agresividad, se inicia con irritabilidad en donde la persona experimenta emociones de ira ante mínimos estímulos o con una frecuencia mayor de lo habitual. En la heteroagresividad verbal, la emoción de agresividad acaba desencadenando amenazas verbales o lenguaje provocativo en el entorno. En la heteroagresividad física, la emoción desencadena el estado más grave de conducta violenta que genera daño físico a otras personas o a objetos.
Hay diversas formas de violencia:
- Violencia juguetona o lúdica.- es la más normal y menos patológica, surge como ostentación de fuerza y destreza, no es para destruir, no está motivada por odio ni por impulso destructor.
- Violencia colérica reactiva.- se emplea en defensa de la vida, de la libertad, de la dignidad, de la propiedad, etc. Tiene las raíces en el miedo o amenazas (reales o imaginarias, conscientes o inconscientes).
- Violencia vengativa.- se realiza por motivo de venganza, es una agresión maligna propia de la especie humana, aparecen impulsos que mueven a matar o torturar.
- Violencia compensadora.- aparece de forma compensadora ante situaciones de frustración (falta de actividad productiva, discapacidad, invalidez, etc.), persigue restablecer la estimación de uno mismo.