Depresión en adultos mayores

La depresión es una de las enfermedades más frecuentes en psiquiatría, es una de las patologías que causa mayor discapacidad y bajas laborales ya que trae consigo complicaciones en otras áreas de la salud. La población geriátrica no escapa de esta enfermedad y es en la mayoría de los casos más difícil su abordaje ya […]

10/06/2016

La depresión es una de las enfermedades más frecuentes en psiquiatría, es una de las patologías que causa mayor discapacidad y bajas laborales ya que trae consigo complicaciones en otras áreas de la salud.

La población geriátrica no escapa de esta enfermedad y es en la mayoría de los casos más difícil su abordaje ya que presentan conjuntamente enfermedades crónico-degenerativas.

Este grupo de población es altamente vulnerable a desarrollar síndromes depresivos, debido a factores propios de la edad con cambios estructurales o bioquímicos cerebrales, discapacidades físicas considerables, duelos, abandono familiar y/o social, etc. En caso que presenten alguna discapacidad, el pronóstico es peor ya que la depresión conlleva por sí misma a la discapacidad y con ello se crea un circulo vicioso.

Con frecuencia las características de la depresión en adultos mayores es con síntomas psicóticos o con ansiedad, situación que los puede conducir a la conducta suicida.

Muchos pacientes geriátricos deprimidos no expresan sus emociones, en cambio presentan alteraciones de conducta, sintomatología física o deterioro cognitivo sobre todo con alteraciones de memoria que se puede llegar a confundir con el inicio de una demencia, por ello es importante que los familiares del paciente comuniquen de los síntomas y comportamientos de éste cuando el médico los evalúe.

Un adulto mayor que vive en compañía de su familia y que además es querido y bien cuidado tiene menos probabilidades de desarrollar un cuadro depresivo. En cambio se ha observado que los adultos mayores que viven solos, o en asilos, tienen tasas de depresión más altas. Se sabe también que los viudos se deprimen más que las viudas.

Desde el punto de vista social, los adultos mayores que son capaces de contribuir a su propio sustento a través de algún tipo de pensión o realizando alguna actividad remunerativa tiene menos posibilidades de deprimirse.

Está otro grupo de personas, las cuales fueron activas durante toda su vida y al llegar a la edad adulta con alguna discapacidad física y no poder realizar las actividades que antes realizaba, se deprimen comúnmente.

Cundo los adultos mayores pierden a un hijo por fallecimiento o por alguna otra circunstancia (secuestro), difícilmente se recuperan de dicha situación y llegan a presentar cuadros depresivos severos que son resistentes a toda forma de tratamiento.

Tomando en consideración los factores biológicos, psicológicos y sociales que contribuyen al desarrollo de la depresión, es factible que nosotros mismos como individuos tomemos las medidas pertinentes para evitar en la manera de lo posible presentar un episodio depresivo.

De acuerdo a las costumbres que tengamos en la juventud y en nuestra vida como adultos, determinará el grado de salud integral en la senectud, es crucial pues, que desde este momento empecemos con un estilo de vida lo más sano que podamos, para lograr alcanzar una vejez con una buena calidad de vida y no convertirnos en una carga para la familia y para la sociedad.


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